El saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, uno de los ríos de superficie más contaminados del mundo y en medio de una densidad de población de unos cuatro millones de habitantes, es un problema sanitario histórico al que todavía no se llega con soluciones efectivas.

Poco se avanza en los programas estructurales, no obstante la intervención de la Corte Suprema de Justicia con un fallo contundente que ordenó a los gobiernos de la Nación, de la Ciudad Autónoma y al bonaerense asumir la tarea, que derivó en la conformación de una unidad operativa, Acumar, que ha tenido más frustraciones que aciertos.

El cambio de gobierno, a partir de la actual gestión de igual color político en las tres áreas involucradas en la limpieza y erradicación de efluentes fabriles, como también del traslado de los vecinos más expuestos, despertó expectativas sobre el tema y en particular en la gestión del ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, tan preocupado por la situación de la gente de Jáchal luego de los derrames en Veladero y consecuentemente las críticas a la minería.

En oportunidad de celebrarse el Día del Medio Ambiente, se conocieron algunas cifras de la inversión del gasto público y Bergman sólo ha invertido el 16,5% de los 6.000 millones de pesos asignados a su cartera en el actual ejercicio. Y en estos números se incluye el plan de saneamiento del Riachuelo donde sólo ha invertido el 7,5% de esos recursos.

Si se observa el porcentaje, sin duda el ministro de Ambiente puede ser premiado por ahorrativo, pero jamás por la responsabilidad que le demandan sus funciones. Comparativamente, su colega de Transporte, Guillermo Dietrich lleva invertido el 66% de la partida en obras viales y Rogelio Frigerio, titular de Interior ha consumido el 57% de sus asignaciones, para construir proyectos habitacionales y urbanizaciones. 

Gastar poco en la función pública cuando urge dar soluciones a la comunidad no es un milagro de eficiencia administrativa sino una impericia política tan grave como lo es el despilfarro. A ningún funcionario lo van a aplaudir al terminar de su tarea por ser ahorrativo sino por demostrar que desarrolló el presupuesto con logros a la vista.