En la primera conferencia con la prensa extranjera de Jair Bolsonaro, en Brasilia, surgió un tema inesperado en relación con el anhelado acuerdo comercial ente el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea, que ya tiene un cronograma de implementación a partir del año venidero. El problema radica en la posición del presidente de Brasil con respecto al medio ambiente y la responsabilidad que le cabe a su país como custodio del pulmón del planeta, el Amazona.


Tras acceder al poder, el mandatario ha confirmado el rechazo a los estudios científicos sobre el riesgo del calentamiento global, con una política de nombramientos, decisiones y declaraciones oficiales inherentes a su desinterés en proteger la selva amazónica, el gigantesco bosque tropical considerado vital para frenar el calentamiento de la Tierra. La deforestación autorizada por el Gobierno para ampliar la frontera agropecuaria, a fin de alcanzar un liderazgo en la producción mundial de alimentos y radicar emprendimientos mineros, son hechos condenables tanto por la comunidad científica como por el resto de los países firmantes del Acuerdo de París para luchar contra el efecto invernadero. Además, Brasil recibe recursos de un fondo internacional para compensarlo económicamente por la preservación de la biodiversidad, con el que no se es consecuente al no haberse aprobado ningún proyecto en ese sentido.


Como si fuese poco, Bolsonaro ha dado muestras de poco interés cuando la premier alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emanuel Macron, y otros mandatarios europeos le piden rendir cuentas sobre el estado de la jungla, la situación de quienes la habitan y la marcha de los planes ecológicos.


Si bien es difícil establecer parámetros universales en la solución de los problemas ambientales, ya que no es lo mismo el esfuerzo que debe realizar un país industrializado en relación a otros menos desarrollado, la mayoría de los países del mundo se han comprometido a colaborar con la preservación del ambiente como una manera de contrarrestar el cambio climático. Lo importante es entender que cada país debe establecer sus metas conforme a sus posibilidades ya que cada región o estado tiene sus propios problemas para solucionar. Lo que se puede encarar en conjunto son acciones comunes como la lucha contra los derrames de petróleo o las islas de plásticos que están afectando a la fauna marina en todos los mares del mundo. También es importante evitar los derrames contaminantes en cuencas de ríos y la cacería indiscriminada de animales en vías de extinción, antes de las imposiciones a industrias y otros emprendimientos económicos, para lo que se deben dar otros plazos.