Cuatro ejemplares más de eucaliptus totalmente saludables fueron erradicados hace unos días sobre el costado Sur de la Ruta 20, en las inmediaciones del Aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento, en la localidad de Las Chacritas, departamento 9 de Julio. Con esta nueva tala que está autorizada por la Secretaría de Ambiente de la comuna departamental suman más de una docena los ejemplares erradicados, lo que ha provocado, como se advierte a simple vista, un significativo cambio en el paisaje de la zona. La excusa de este avasallamiento contra una arboleda de casi 20 años es la construcción en el lugar de una moderna Estación de Servicio, cuyos diseñadores no han tenido en cuenta el valor patrimonial de la arboleda ni la incidencia de la misma en el ambiente de la zona. 


La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del Gobierno de la provincia responsabilizó oportunamente al municipio de 9 de Julio por el atropello, sin que la sanción prometida haya logrado frenar el proyecto de cortar cuatro ejemplares más que se ha concretado a varios meses de la primera tala masiva, denunciada oportunamente por este diario. 


Con el hecho consumado, es decir con los árboles talados, sin posibilidad de revertir la situación queda ahora preguntarse por qué no fue más enérgica la defensa de estos ejemplares y se permitió que un municipio fuera el que determinara el destino de árboles que en una ocasión fueron plantados para mejorar las condiciones ambientales en una de principales rutas de San Juan. 


Así como ha sucedido esto, a diario se registran talas clandestinas en distintos puntos de la provincia, como villas cabeceras departamentales o barrios en los que los frentistas deciden erradicar los árboles, en muchos casos, por motivo menores como, simplemente, pretender cambiar el tipo de árbol existente, o porque el ejemplar tapa algún cartel o vidriera de determinado negocio. 


Así como hay casos en los que es muy difícil y costoso conseguir una autorización para cortar un árbol, en otras resulta demasiado fácil y es ahí donde es posible advertir que no se está cuidando el arbolado público en la medida de las circunstancias. 


Todos los días se cortan árboles en algún punto de la provincia, por iniciativa de vecinos o particulares. Una actitud que no es controlada como corresponde y que sigue la línea de la poca preocupación de la gente en cuidar los árboles desde que son pequeños hasta que alcanzan su desarrollo. De seguir así muy pronto San Juan se convertirá en un páramo, el desierto avanzará y será muy difícil mejorar las condiciones ambientales.