Según datos del Indec de julio último, las exportaciones desde enero a la fecha crecieron 1,4% mientras que las importaciones lo hicieron un 15,4%, lo que inclinó desfavorablemente la balanza comercial en contraposición al comportamiento registrado en igual período del año pasado, en que el saldo fue positivo. Mientras que en 2016 el saldo de la balanza fue positivo en 1.020 millones de dólares, a julio de este año el déficit se eleva a 3.428 millones de dólares. Uno de los rubros que más ha incidido en estos valores es el de la importación de autos que ha experimentado un crecimiento del 76% por sobre los bienes de capital (56%); piezas y accesorios para bienes de capital (34,9%); bienes intermedios (24,8%) y bienes de consumo (19,7%).


Argentina comercializa principalmente con Brasil, China y Estados Unidos, y en menor medida con Alemania, México e Italia, entre otros tantos países. Con Brasil, el saldo deficitario fue de 792 millones de dólares, un 142% superior a igual mes de 2016. Con China el déficit alcanzó los 750 millones de dólares (211% más) y con Estado Unidos 263 millones de dólares (11% más).


Las reglas de libre comercio prevén que estos desequilibrios deben ir regulándose gradualmente en la medida que el país crezca, sin intervención del Estado y con el aumento de la producción de bienes exportables. La importancia de tener una balanza comercial positiva (en superávit) es que se dispone de recursos para realizar actividades y desarrollar otras nuevas y, así, incentivar y desarrollar la economía nacional.


En este marco genera especial preocupación la situación que se ha planteado con la exportación de biodiesel de Argentina a Estados Unidos, después de que el Departamento de Comercio estadounidense aplicara fuertes aranceles por entender que ese producto está subsidiado por el nivel de retenciones que se aplican a la soja. El arancel dispuesto alcanza el 64% lo que hace totalmente inviable las exportaciones haciendo que la Argentina deje de enviar biodiesel a EEUU por 1.200 millones de dólares. El peligro es que esto desequilibre aún más la balanza comercial con el país del Norte, una situación que habrá que solucionar utilizando las buenas relaciones que existen actualmente con Estados Unidos.


La esperanza de revertir este panorama está en que a partir de septiembre se podrá enviar nuevamente biodiesel a la Comunidad Europea.