Los pocos signos de reactivación económica observados después de la etapa más dura de la pandemia del covid-19 no han sido suficientes para mejorar el panorama laboral de la Argentina, que sigue siendo preocupante especialmente por el fenómeno de la informalidad, que hace que el empleo en negro sea predominante sobre el empleo legal. Las causas de este panorama son múltiples y se reflejan en algunos guarismos que nos dan una idea de lo grave de la situación. Según los últimos registros proporcionados en el ámbito de Industria y Comercio de la Nación, en el país hay más de 450.000 empresas que tan sólo poseen de 1 a 5 empleados debidamente registrados. Hay otras 50.000 firmas que sólo poseen hasta 10 empleados lo que demuestra la baja proporción entre empresas y empleo y la poca predisposición que hay para no ampliar las plantas de personal manteniendo planteles muy reducidos, todo esto debido a la alta carga impositiva que recae sobre cada puesto laboral que lo hacen insostenible para las empresas. Hay otros datos reveladores relacionados con los problemas que afronta el país con el empleo legal y es que Argentina figura entre los países con menor densidad empresarial de la región y del mundo. Mientras que nuestro país tiene 14 empresas empleadoras cada 1.000 habitantes (Argentina tiene alrededor de 519.425 empleadores registrados según el último informe del Sistema Integrado Previsional Argentino), en Estados Unidos de Norteamérica posee 64; Uruguay tiene 51 y Chile 19. Esto demuestra que en nuestro ámbito se están perdiendo empresas y por lo consiguiente empleos genuinos.


Son varios y conocidos los factores que están influyendo en este panorama, desde la inflación con niveles que la colocan entre las más altas del mundo, comparables sólo con países como Venezuela. Este flagelo es el que alienta la necesidad de permanentes reajustes salariales a través de cláusulas gatillo, que inciden directamente en la oferta laboral. Por otra parte, están los problemas que afronta la producción que se ha visto afectada por fenómenos ambientales y climáticos.


La solución a esta situación pasa por mejorar las condiciones generales para la toma de empleados mejorando la relación existente entre el empleo privado y el empleo público, desalentando el crecimiento de este último. Para hacer posible esto hay que reducir el peso de las cargas laborales, aplicar políticas de promoción del empleo genuino en el sector privado e implementar una efectiva política de capacitación de la fuerza laboral desocupada para que pueda insertarse ante el requerimiento de las empresas.