A nivel mundial, entre 2005 y 2015 el intercambio comercial creció en un 80 % y es un hecho que la internalización de las cadenas productivas sigue avanzando, por lo que el servicio de aduanas debe apuntar a hacer más efectivo sus operaciones, es decir más dinámicas y facilitadoras pero, a la vez, ejerciendo un riguroso control.


Si bien la estructura organizativa de la Dirección General de Aduanas (DGA) había sido modificada -en mayor o menor medida- muchas veces desde su creación, fue en 2013 que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) comenzó estudios más amplios para redimensionarla, en relación a las nuevas tendencias del comercio internacional y del comercio electrónico. Las nuevas autoridades, con más voluntad de fortalecer la DGA, advirtieron que las reformas de 2015 no cerraban las fisuras del control aduanero, ni disminuían los problemas para el libramiento de las importaciones y exportaciones. Por lo que en mayo de 2016 se implementó una nueva reforma aduanera, mediante la disposición AFIP 79/16, que es la que está en vigencia, con posibilidades de mejorar sus alcances en cuento al objetivo de dinamizar y facilitar despachos y recepciones.


En este marco tuvieron lugar varias irregularidades como la denominada "mafia de los contenedores" que tuvo como principal protagonista a Claudio Minicelli, cuñado del exministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Ahora se pretende dejar atrás un período en que la Aduana, además de ser un ente burocrático que llevó a que realizar un despacho desde nuestro país tuviera un costo varias veces superior al de cualquier otro sitio del mundo, estuvo al servicio de individuos que utilizaban esta dependencia para concretar fabulosos negocios vinculados al contrabando o ingreso de droga.


De ahí que se planteó, el inicio de un proceso de actualización basado en los nuevos requerimientos impuestos por un comercio internacional cada vez más veloz y eficiente.


Frente a cuestiones que trascienden las fronteras nacionales, apoyarse en la tecnología para focalizar los controles es la tendencia que debe predominar en toda la administración pública nacional y provincial. Y la irrupción de la digitalización no debe entenderse como menor control, sino como control inteligente y debe estar abierto a cualquier persona que lo consulte.


La necesidad de simplificar los trámites aduaneros haciéndolos más ágiles y menos complejos, surge como uno de los planteos, lo mismo que el costo que implica exportar. En términos de facilitación estamos lejos de los niveles que tienen Chile, Perú o incluso Bolivia, es por eso que la Aduana deberá mejorar estos estándares dentro de la dinámica que impone el comercio exterior.