Argentina parece haber ganado fama conflictiva y vivencia actualmente, en distintos aspectos, un lugar de contienda por espacios en disputa que diversos sectores quieren hacer propio con disímiles argumentos desde lo político, social y económico. En este marco los conflictos se suceden en educación, seguridad y salud y hasta en lo referido a la condición entre mujeres y varones en cuestiones de cupo, sin olvidar el marco referido por sostener la soberanía de las Islas Malvinas frente al instituido colonialismo británico y la megarrealización de convocatorias a multitudes como la del Indio Solari.

 
En tiempos donde la resignación social por los acontecimientos actuales no cuenta, el protagonismo de distintos sectores cobra su lugar para no perder vigencia por antecedentes y méritos que sostienen haber logrado en importantes avances, por agrupaciones de nuestro histórico pasado. Obviamente se trata del sostenimiento institucional originado en argumentos prodemocráticos.  

Proponer un serio debate para documentar y por ende legislar acerca de los espacios en disputa, en la resolución de conflictos, significa encontrar certezas que se adapten a diferentes problemáticas y a qué atenernos al momento de tomar intervención en los mismos.  

El desafío que proponemos implica generar un verdadero interés para quienes pretenden no sólo desde el discurso y las representaciones sociales generar un proceso de construcción hacia una imagen de argentinidad, sino a todos quienes deben participar comprometiéndose en su propio estado para legitimar su misma participación.  

El resultado debe arrojar una construcción de ciudadanía tal que refleje un compromiso desde los ministerios de gobierno como responsables, ya que son ellos quienes definen las políticas sociales de una provincia o estado.  
De esta forma los espacios en disputa se tornan positivos, en la medida en que el pueblo desde sus representados puede instalar un compromiso ciudadano en favor de nuestros jóvenes y de sus futuras familias, responsabilizándose de esta manera a sus gobernantes en sus tres poderes.