La estrategia política del Gobierno nacional de generar empleo genuino para terminar con la pobreza estructural que afecta al país, requiere en primer lugar las inversiones que motorizan el desarrollo económico. No es una solución fácil ni rápida de implementar, pero absolutamente factible por la riqueza dormida, y más en las economías regionales, donde existe un enorme potencial productivo ligado a los vastos recursos naturales.


La explotación minera es un claro ejemplo de la contribución que hace actualmente al producto bruto interno (PBI) argentino y con amplia proyección social. Lo comprobamos en San Juan con la alta captación de mano de obra directa y de todas las actividades y servicios que se complementan, con respecto a la generación de puestos de trabajo en la Pampa Húmeda.


En un reciente panel de especialistas mineros y directivos del sector productivo regional se ponderó la importancia del valor agregado local, concluyendo que si se pusieran en marcha los grandes proyectos metalíferos del país, se podrá generar trabajo para unas 83.000 familias en forma directa.


Es que comparativamente, las economías regionales hacen un mayor aporte en la oferta de empleo frente a la contratación del sector agropecuario.


Si bien la Pampa Húmeda y el Litoral exportan anualmente por unos 32.000 millones de dólares, equivalentes al 54% de las exportaciones del país, contrata un 10% de mano de obra y en descenso por el avance de la tecnificación agrícola. Por su parte, las economías regionales exportan por 4.000 millones de dólares y captan un 6% de trabajadores, lo cual significa una mayor proyección de beneficios sobre la población económicamente activa.


En este contexto la clave es el desarrollo de nuestra minería con las expectativas de las más rentables del mundo, midiendo costos-beneficios y existen alrededor de 17 billones de toneladas en diferentes yacimientos metalíferos y reservas de gran demanda futura, como es el litio. Esto ha sido informado a diferentes Bolsas de Valores del mundo, y de ponerse en marcha el producido a valor roca, equivaldría a un PBI más al año para la Argentina.


Es lamentable que no se observe con detenimiento este enorme potencial, más allá de los detractores antimineros ideológicos.