Una experiencia sin igual es la que vivieron en estos últimos días los 3.500 niños que participaron del tradicional Torneo Internacional de Fútbol Infantil que cada año organiza el Club Trinidad, con el apoyo de diversas instituciones y el auspicio de este diario. Una vez más los chicos tuvieron la oportunidad de confraternizar en un ámbito deportivo en el que, si bien la competencia era importante, también lo fue la adquisición de valores como la solidaridad y el compañerismo, esfuerzo, superación, perseverancia, igualdad, respeto, deportividad, éxito personal y colectivo, entre otros que son propios del deporte amateur.


Cada año, este torneo también denominado "Mundialito de Trinidad" adquiere mayor relevancia en cuanto al número de niños y equipos participantes. En esta, la 25ta edición, fueron 3.500 chicos que representaron a 51 equipos provenientes de distintas provincias y otros países. La gran cantidad de equipos obligó a la organización a buscar canchas en otros clubes deportivos y hasta en un gremio.


Por ahora el campeonato, más allá de tener carácter internacional, por la presencia de equipos de otros países latinoamericanos, sólo ha recibido apoyo a nivel local, lo que sería conveniente que para las próximas ediciones se contara con un respaldo a nivel nacional, a través de algunos de los organismos que forman parte del área de deportes orientados a promover las actividades infantiles.


El brillo alcanzado por una organización de primer nivel, que no dejó al descubierto ningún detalle, tuvo su punto culminante durante el acto de premiación con la presencia de autoridades de la Liga Sanjuanina de Fútbol; del Gobierno de la provincia y de las empresas que apoyaron el evento.


El torneo está encuadrado dentro de las actividades deportivas de verano y contribuye a engrosar las propuestas que se vienen haciendo en la provincia después de que el Gobierno resolviera designar la promoción de deportes como política de Estado. Esto último por entender que es una de las actividades que posibilita el desarrollo integral de las personas -en este caso de los niños- mediante actividades recreativas o competitivas que ayudan a incorporar valores sociales a quienes las practican.


En este caso, el fútbol se muestra como una puerta que se abre al desarrollo físico, pero también como una actividad que moviliza emociones y sentimientos, y que puede influir en las actitudes y comportamientos de las personas.