En Chile está todo preparado para que este domingo el electorado concurra a las urnas a elegir quien sucederá en el cargo a la presidenta Michelle Bachelet. Será la séptima vez, después de la dictadura de Augusto Pinochet, que los chilenos tendrán la oportunidad de designar un presidente democrático, cargo que en esta ocasión disputan siete candidatos.


De acuerdo a las encuestas, el favorito es Sebastián Piñera. De extracción conservadora, este empresario ya gobernó Chile entre 2010 y 2014, y de obtener en esta ocasión el triunfo demostrará la plena vigencia que tiene en el país trasandino la alternancia política, ya que la presidente Bachelet representa a un gobierno de neto corte populista.


Los sondeos indican que Piñera llegará a la primera vuelta de las elecciones con un 45% de intención de voto, seguido por el candidato oficialista, Alejandro Guiller, con un 25 por ciento. Si bien la diferencia es amplia, Piñera no alcanzaría el 50% de los votos, con el que definiría el domingo la elección. Por ello el próximo 17 de diciembre habría ballotage en donde los candidatos de centro izquierda esperan achicar la diferencia, en una posible unión de fuerzas.


El presidente que llegue el próximo 11 de marzo a La Moneda, la sede del gobierno chileno, recibirá un país con una economía en alza, por la suba de los precios del cobre, tras años de caída. Esta recuperación llevó a Chile, en su carácter de primer productor mundial del metal, a un crecimiento medio del 1,8% en estos últimos años del gobierno de Bachelet.


Durante su administración, a la actual presidenta le tocó afrontar varias crisis vinculadas fundamentalmente con la economía. Luego encaró un ambicioso plan de reformas, entre ellas la educativa, que mejoraron un poco su imagen, aunque no lo suficiente como para revertir la baja de popularidad que tuvo en los últimos tiempos y que fue aprovechado por Piñera.


De alzarse con el triunfo en esta ocasión, el magnate trasandino ha adelantado que se sumará a la corriente que impulsa el Gobierno argentino, en virtud a la identificación que existe entre Macri y él. Anticipadamente manifestó que está de acuerdo con las medidas que se están impulsando en nuestro país y que está dispuesto a hacer causa común para que desde el extremo Sur de América, junto a Perú y Brasil, se trabaje en conjunto teniendo en cuenta que estos estados están administrados por presidentes de centroderecha.