El acuerdo climático firmado por 200 estados miembros de las Naciones Unidas en París, en 2015, con el propósito de reducir las emisiones contaminantes con la meta de que para 2030 sean menores a las actuales, se ha transformado en una utopía.


Los avances de los planes trazados en la Cumbre climática, en el mejor de los casos, las emisiones pueden haber reducido, pero de ninguna manera se han eliminado en los niveles acordados. Además hubo deserciones importantes, caso de Estados Unidos, que abandonó el acuerdo por orden del presidente Donald Trump, descreído del colapso climático no obstante ser esa nación una de las más contaminantes.


Todos los estudios recientes coinciden en que se está lejos de alcanzar las metas a nivel global en los tiempos fijados ya que estamos en los 2 grados de aumento de la temperatura mundial, una barrera que la humanidad no debe cruzar porque las alteraciones climáticas serán devastadoras si se llega a los 3 grados, advierten los científicos. Basta señalar que actualmente las emisiones anuales de gases contaminantes son del 130% mayores a las registradas en 1970 y el CO2 acumulado en la atmósfera es de un 21% por sobre los registros de 1980.


Las causas de esta grave alteración es el consumo creciente de combustibles fósiles. En el mundo la actual matriz energética se sustenta en el petróleo 33% del consumo total, carbón 28% y gas 24%, totalizando el 85% del consumo global. En tanto las energías limpias tienen sólo un 15% del consumo mundial y las tendencias no son auspiciosas en cuanto al abandono de los hidrocarburos en la utilización masiva.


Argentina desarrolla un programa de sustitución energética tradicional por solar y eólica, además de hidráulica y nuclear. San Juan es parte de este plan, en tanto en otras provincias se concretan obras para obtener energía limpia. De todas maneras nuestro país no escapa al contexto contaminante mundial si observamos que el sector eléctrico ha crecido priorizando la generación térmica que consume gas y petróleo.


Por ejemplo, a partir de enero de 2003 se adicionaron al parque generador 13.109 MW, de los cuales el 79% han sido plantas térmicas, por lo cual las emisiones contaminantes del sector eléctrico argentino aumentaron 245% hasta el año pasado.