Es un hecho de que en la Argentina, en las últimas décadas, hubo cambios en los partidos políticos, la dirigencia empresarial, las fuerzas armadas y hasta en la Iglesia, pero hay un ámbito que no cambia y es el de las organizaciones sindicales que siguen en manos de los mismos dirigentes desde hace más 30 años. ¿Cuál es la clave para que esto ocurra? Estar siempre dispuestos a negociar y ser funcionales al poder de turno. Esta misma receta que llevó a los sindicalistas a convertirse en figuras poderosas, que manejan mucho dinero y que tienen una posición de privilegio, ahora ha hecho que la Justicia comience a investigarlos para determinar sospechas de corrupción.


Por ahora, los primeros dirigentes en caer han sido el "Pata'' Medina (UOCRA de La Plata); Omar "Caballo'' Suárez (Marítimos) y Marcelo Balcedo (SOEME), que están en prisión preventiva. José Pedraza (Ferroviario) está condenado y Santa María (SUTERH) es investigado por lavado, al igual que Pablo Moyano (camioneros) por sus vínculos con los barras. En las últimas horas su padre. Hugo Moyano, también fue denunciado por el Gobierno.


El sindicalismo argentino es el responsable de muchos de los males que afronta el país, como por ejemplo la burocracia estatal que fue promovida como una forma de contar con un mayor número de afiliados, y así acrecentar el poder. Gobierno tras gobierno, se trató de sacar el mejor partido, a cambio de garantizar la paz social. Actualmente se calcula que los gremios con obras sociales manejan fondos por sobre los U$S 5 mil millones.


Según la Organización Internacional del Trabajo el nivel de sindicalización en la Argentina es el más alto de la Región, con un 40%, le sigue Brasil con el 16,6%; Chile con el 14,4% y México con el del 9,2 por ciento.


La realidad en la que se mueven las organizaciones sindicales, administrando recursos millonarios y negociando con los gobiernos, ha quedado reflejada en expresiones de algunos sindicalistas que han hecho historia. Luis Barrionuevo (Gastronómicos) dijo en una ocasión que "un sindicato no es un convento de las carmelitas" y que "en Argentina nadie hace la plata trabajando". También, "Tenemos que tratar de no robar por lo menos dos años, si no, no sacamos el país adelante".


Se cree que la mayor corrupción sindical está en el manejo de las obras sociales, por lo que el Gobierno tiene en carpeta una norma que apunta a su control.


Ante este panorama hay dos alternativas; promover una reforma sindical que evite las reelecciones indefinidas y transparentar su funcionamiento, o dejar que nuevamente los gremios negocien con el Gobierno para que todo siga igual que ahora.