Nunca en los 244 años de historia republicana de los Estados Unidos hubo una elección presidencial tan atípica como compleja, al mantener en vilo al récord de 150 millones de votantes, por la demora en definirse la contienda a favor de Joe Biden debido al laborioso recuento de sufragios a pesar de la tecnología existente. También estos comicios quedarán en el recuerdo por la posición del presidente Donald Trump de no aceptar la derrota, una alternativa anunciada en la campaña ya que para él la única posibilidad de perder era si le "robaban'' las elecciones y por eso va a la Justicia.


Las reiteradas amenazas del mandatario de no dejar el mando, sin importar lo que digan las autoridades electorales, es otro hecho político sin precedentes en lo que se supone la mayor democracia del mundo; ahora la pregunta es qué pasará si Trump cumple sus amenazas de permanecer por la fuerza en la Casa Blanca y se niega a transferir la presidencia al experimentado político demócrata a punto de cumplir 78 años, por lo que será el presidente de mayor edad.


Pero como estas situaciones atípicas no fuesen pocas, a Biden lo acompañará Kamala Harris, la primera mujer en ganar una elección para la vicepresidencia. La senadora por California de 55 años es negra y de ascendencia asiática, contando con una vasta trayectoria pública a partir de sus años como fiscal general hasta convertirse en una figura emergente del Partido Demócrata con suficientes méritos para compartir la fórmula ganadora.


Biden es un político de raza. A su larga carrera como senador se deben sumarle los ocho años como vicepresidente de Barack Obama y con un claro pensamiento globalizador, por lo que buscará rehacer las relaciones de EEUU con los países aliados, distanciados por la política de Trump, y con metas muy claras para regresar al Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático y a formar parte activa en la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras organizaciones multilaterales.


Biden tiene un enorme respaldo para gobernar pero no le será fácil recuperar una economía diezmada por la pandemia, la caída más grave desde la Gran Depresión y con una crisis sanitaria para resolver con urgencia, para volver luego al crecimiento. Debe recordarse que una buena economía era una garantía de reelección presidencial. Trump no logró y ya tiene la respuesta de un electorado que ante todo cuida el bolsillo.