Cuando están concluyendo las propuestas volcadas a las mesas multidisciplinarias del Acuerdo San Juan, con aporte público y privado al consenso y diálogo para diseñar el futuro de la provincia, se conoció un proyecto de modelo urbano sustentable con la aplicación de tecnologías de la información y la digitalización. Busca formar una ciudad inteligente con infraestructura de interés colectivo y gestionada a través de una plataforma digital vinculada a todos los servicios públicos, de manera de optimizar la gestión de los recursos humanos y resolver problemas e inquietudes de los usuarios en tiempo real.


Los beneficios de una ciudad inteligente, que para San Juan -podría ser un modelo provincial-, son incalculables de acuerdo a la evolución de los sistemas informáticos, por ejemplo hacer trámites de todo tipo sin moverse de la casa u oficina, desterrando la burocracia presencial y automatizando todas las gestiones públicas y facilitando la comunicación en los sectores privados. También transparentando la información pública a fin de conocer al instante todas las acciones de gobierno inherentes a mejorar la calidad de vida de la población, y en el ámbito privado una prestación que facilite el comercio y las prestaciones online con todo el potencial de la tecnología y la innovación.


Pensar en el San Juan del futuro es para ejecutarlo pospandemia con políticas sustentadas en todos los recursos disponibles y la activa participación de la ciudadanía a fin de armonizar inquietudes comunitarias y recibir las respuestas esperadas por los mandantes. La gestión del conocimiento es ante todo un modelo de organización de mejoramiento continuo a requerimiento de una demanda que busca respuestas oficiales, o de las ventajas competitivas en la actividad privada.


Por la necesidad del aislamiento social durante esta pandemia, la tecnología informática cambió imprevistamente las rutinas de la normalidad y la experiencia indica la factibilidad de trabajar, estudiar, hacer compras, pagos, consultas a profesionales, y trámites desde una computadora o teléfono inteligente. Pero la idea de una ciudad inteligente está condicionada por el acceso a las herramientas que la hacen posible y estamos lejos de tener una cobertura de redes digitales para tal fin, y tampoco todos los sectores de población tienen Internet.


En San Juan existe una brecha digital por falta de conectividad y atención de los prestadores y ello genera un "analfabetismo tecnológico" marcando profundas diferencias sociales, en particular de los chicos, y es limitante del empleo. Las universidades e institutos son las que forman una juventud capaz de volcarse al mundo laboral del software y otras tecnologías. Debemos desarrollar nuestra propia industria informática como variante productiva con valor agregado, para que sea realidad una vida mejor sustentada en el conocimiento.