Desde el 1 de este mes, cuando se produjo la separación del Reino Unido de la Unión Europea, o "Brexit", el quiebre ha desaparecido del escenario mediático que tanto espacio ocupó en el mundo desde el famoso referéndum británico con todos pasos políticos y parlamentarios, hasta que se protocolizó con la firma real. Es que ahora viene un reacomodamiento que transita un período de gracia hasta enero de 2021, cuando se producirá la ruptura definitiva, de manera que ahora todo sigue funcionando como siempre para empresas y ciudadanos en general en ambos lados del Canal de la Mancha.


La relación controvertida entre el Reino Unido y la Comunidad Europea viene confirmando esta separación prácticamente desde los inicios de la Comunidad Económica Europea en 1973 ya que Londres convocó la primera consulta acerca de una posible salida dos años más tarde, y si bien el resultado de ese plebiscito confirmó la asociación con el 67,23% de votos a favor, tanto el gobierno como los británicos en general nunca aceptaron ingresar en el espacio Schengen o zona del euro como moneda común y en otras resoluciones polémicas de Bruselas.


En la práctica se explica la decisión del exprimer ministro David Cameron de convocar a otra consulta popular en 2015, que resultó favorable con el 52% de los votos, tras lo cual se puso en marcha el proceso político y diplomático que se completó el 31 de enero pasado, pero en la práctica faltan ajustar todas las medidas de la agenda. Es decir darles a las partes implicadas el tiempo necesario para negociar los términos de la desvinculación definitiva, en particular en las relaciones comerciales, un punto importante, porque comenzarán a regir las reglamentaciones aduaneras entre diferentes Estados y la circulación de personas desde trabajadores a turistas. Incluso esto repercutirá hasta en las Islas Malvinas porque sus productos serán de extra zona para la UE al perder las actuales franquicias.


En definitiva unos y otros quieren ir desmantelando cada ítem de los vínculos porque se consideran aliviados por el Brexit. Para la comunidad continental se termina una era conflictiva con más problemas que beneficios y para los británicos, libres de las ataduras políticas y económicas con el resto de Europa, les facilita negociar acuerdos binacionales como el que está estructurando con los Estados Unidos, o con otros grupos de naciones como se espera con el Mercosur, por ejemplo. Pero los pro pueden tener muchas contras, caso del éxodo de empresas multinacionales que preparan la mudanza a la zona del euro, llevándose consigo miles de puestos de trabajo y una considerable estructura financiera.