Un informe del Banco Mundial proyecta para este año una caída del PBI del 4,6% en América latina, la mayor desde que hay registros oficiales vinculados al comportamiento de la economía de esta región. Según el mismo informe la economía latinoamericana se enfrentará este 2020 a un año en el que el organismo no descarta rescates de empresas y en el que urge a redoblar la protección social como una forma de superar la crisis en ciernes.


Asimismo se habla de la posibilidad del comienzo de una etapa de recuperación para el 2021, en coincidencia con la esperanza de que la pandemia por el Covid-19 sea controlada mediante el surgimiento de alguna vacuna o tratamiento de comprobada efectividad.


Sin duda el coronavirus es el factor que ha determinado la debacle que está sufriendo la economía latinoamericana, que ya venía bastante golpeada por problemas financieros, de endeudamiento, conflictos sociales y la baja cotización de los precios de materias primas, de las que muchos países de la región siguen dependiendo en gran medida.


Se dice que es la peor caída de la economía de América latina porque, de acuerdo a lo previsto dejaría atrás el retroceso del 2,5% de 1983 -en plena crisis de la deuda de América latina, detonante de la primera década perdida- y el de la Gran Recesión que en 2009 hizo el PBI regional apenas retrocediera un 1,9%.


De los países más afectados México y Ecuador experimentarían un retroceso del -6%, seguidos de Argentina, -5,2%; Brasil, -5% y Perú, -4,7%. Se estima que República Dominicana y Guyana serán las dos únicas economías latinoamericanas que escaparán de la recesión. La primera, cerrará 2020 con un crecimiento nulo, 0% y la segunda, crecerá casi un 52%, una cifra increíble que se justifica por el inicio de operaciones de varios yacimientos petroleros.


Respecto de la etapa de crecimiento que se espera para el 2021, período para el que los países deberán prepararse si no se quiere desaprovechar esa oportunidad, el Banco Mundial calcula en promedio un 2,6% para toda la región, la cifra más alta desde 2013. Aunque no hay que descartar que el panorama está plagado de incertidumbres y que será difícil seguir esa proyección.


De acuerdo a estas estimaciones toma fuerza el llamado que ha hecho el Banco Mundial para que los países, en espera de la etapa de crecimiento, utilicen todas las herramientas a su alcance para evitar la profundización de la crisis financiera, protegiendo los eslabones más débiles de la sociedad, a través de políticas públicas que apoyen a quienes, a raíz de los confinamientos, han visto mermados sus ingresos o afectados sus patrimonios.