Según datos oficiales, cada año se desechan en nuestro país unas 16 millones de toneladas de alimentos, que no son aprovechados por no poder conservarlos adecuadamente, no disponer de técnicas de distribución o no contar con un sistema de recolección, entre otras causales que hacen que toda esa comida vaya a parar a los basureros. En términos generales, de ese total, un 60% corresponde a la comida que no se aprovecha en los hogares, y el 40% restante proviene de los restaurantes y otros negocios que ofrecen comidas al público en general, o de eventos sociales, con menús muy abundantes y, en ocasiones, mal calculados en relación al número y características de los comensales. Pero también están los alimentos que provienen de las grandes cadenas de supermercados o negocios de venta de alimentos en general, que deben ser desechados por su fecha de vencimiento, mal estado de los envoltorios o recipientes contenedores o por otros inconvenientes y descuidos a la hora de prever su almacenamiento en depósitos o galpones.


El problema del desperdicio de alimentos no es sólo en nuestro país. Es un fenómeno a nivel mundial vinculado con la ética humana de saber que, por un lado se está arrojando a la basura comida que otras personas, en situación de vulnerabilidad, podrían aprovecharla.


Una de las voces de alerta referida a esta situación proviene del Ministerio de Agroindustria, que ha llegado a establecer que los 16 millones de toneladas que se registran a nivel nacional equivalen a más de 87 millones de platos de comida por día o casi 2 raciones diarias por habitante que tiene el país.


Para evitar este "despilfarro" alimenticio existe una serie de alternativas que deberían comenzar a utilizarse con mayor insistencia, para darle un destino apropiado a esa cantidad de comida.


A nivel mundial y nacional hay numerosas experiencias que apuntan a ese objetivo, como el Programa Nacional de Pérdida y Desperdicio de Alimentos, del Ministerio de Agroindustria de la Nación, que deberá optimizar su cometido para llegar con esa comida que está sobrando, a muchas familias que la están necesitando. Tener en cuenta la complementación de algunos programas asistenciales como el de "Mis primeros mil días", implementado en nuestra provincia, puede ser una alternativa para darle destino a tantos alimentos desaprovechados.