Si bien 11 de los 16 rubros que son tenidos en cuenta para determinar el Producto Bruto Interno (PBI) de nuestro país han mejorado el último año respecto del 2015, dos de los indicadores más significativos, como son industria y comercio, no logran la recuperación esperada. Tras la asunción del actual gobierno el panorama económico tuvo un 2016 con números en negativo y un 2017 con repuntes, aunque con un comportamiento que no terminó de ser convincente. En estos momentos el PBI está un 0,9% por debajo respecto del 2015, un comportamiento que no se debería estar dando en una economía en recuperación que ya salió de la recesión. En este sentido lo alentador es que se espera que a fines de este año haya recuperación, si se cumplen con las metas del presupuesto nacional.


Entre los rubros que tuvieron una sensible mejora está el de las actividades inmobiliarias; transporte y comunicaciones; agricultura, ganadería y caza; administración pública y servicios sociales; el sector financiero; enseñanza, salud y construcción. En sentido inverso, la rama de mayor peso en el PBI, la industria, cayó un 2,6% en los últimos dos años. En el primer período tuvo un retroceso respecto de 2015 del 5,8%, mientras que en el segundo período tuvo una recuperación del 2,8% que no fue suficiente para recuperar el nivel perdido.


Entre los factores que incidieron negativamente para esta reducción está la apertura de las importaciones que afectó decisivamente a los industriales que habían acusado importantes pérdidas en los últimos dos años. Entre ellos figuran los fabricantes de máquinas de oficinas, contabilidad e informática; prendas de vestir; productos textiles y productos de cueros con sus derivados.


El otro sector de importancia dentro del PBI que no logra levantar cabeza es el del comercio mayorista y minorista, lo que incide negativamente en una serie de actividades vinculadas a este rubro, que en los dos últimos años experimentó una suba de tan solo el 0,1%, tras una sensible baja en 2016 de la que no ha logrado recuperarse.


Más allá de que el Gobierno nacional confíe en las buenas expectativas para una efectiva recuperación económica, deberá seguir profundizando medidas como la reducción del déficit fiscal, para promover un comportamiento positivo de aquellas variables que necesitan mejorar, en base a optimizar las condiciones para producir y comerciar.