Nuevamente, el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un amenazó a Estados Unidos con su poderío de armas nucleares al manifestarle a Washington que en su escritorio tiene un "botón nuclear" siempre listo para usar ante el menor indicio de agresión. Con esta actitud, el líder norcoreano mantiene en vilo desde hace tiempo no sólo a EEUU, sino también a otras grandes potencias del mundo que ven con preocupación la posibilidad de un enfrentamiento armado de características globales.


El cruce de amenazas entre los presidentes de Corea del Norte, Jong-un y de EEUU, Donald Trump, se ha convertido en un juego demasiado peligroso entre ambas potencias, porque hace parecer que las paz mundial depende -en sentido figurado- del humor con que amanezcan estos jefes de Estado. Los dos se han encargado que los desafíos sean periódicos y de alto voltaje, a tal punto de manifestar ambos que tienen botones nucleares en sus despachos listos para ser activarlos.


Hay que tener en cuenta que Corea del Norte realizó durante 2017, 16 pruebas de misiles, así como su sexto y más poderoso ensayo nuclear efectuado el 3 de septiembre pasado. Además lanzó, a modo de prueba, un misil balístico intercontinental capaz de hacer blanco en las principales capitales norteamericanas.


Más allá de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en respuesta a toda esta actividad nuclear, aprobó el último 22 de diciembre nuevas sanciones para intensificar el aislamiento del régimen de Kim Jong-un, parece que las medidas no son suficientes para detener este juego perverso que está llegando a límites inéditos.


Llama la atención que en medio de toda esta tensión que se está viviendo, el líder norcoreano haya expresado su predisposición de mejorar las relaciones con Corea del Sur a tal punto de permitir que una delegación de deportistas participe en los Juegos Olímpicos de Invierno. Las conversaciones vinculadas a este acercamiento se desarrollarán a partir de hoy en la aldea de la tregua de Panmunjom, en tanto que para la disputa con EEUU no hay indicios de que se bajen los decibles o se logre un diálogo coherente.


Es hora de que todas las potencias del mundo se aboquen, con todos los medios posibles, a exigirle a Jong-un que se abstenga de continuar con esta actitud de prepotencia nuclear con la que está consiguiendo un estado de tensión que no le hace bien a la paz del planeta.