Con el pretendido objeto de hacer más efectivo el funcionamiento de dos áreas consideradas de relevante importancia para el Gobierno nacional, se acaba de crear el Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, que reemplazará al Consejo Nacional de las Mujeres, y la Agencia Nacional de Discapacidad, que dependerá de la vicepresidente Gabriela Michetti.


Ambos organismos cubren dos importantes sectores de la sociedad como son las mujeres y los discapacitados, por lo que el anuncio de su creación formó parte de la campaña de las próximas elecciones legislativas de octubre.


El INAM funcionará como un ente descentralizado ganando en autonomía, manejo de presupuesto y la posibilidad de ampliar el marco de acción. En síntesis, lo que se hizo fue jerarquizar al Consejo Nacional de las Mujeres, convirtiéndolo en un Instituto que seguirá con los mismos programas, aunque impulsando nuevos proyectos. Por el momento los fondos asignados serán los mismos que tenía el Consejo, aunque de acuerdo a la nueva denominación se solicitará un aumento de presupuesto para 2018.


La Agencia Nacional de Discapacidad es un organismo creado especialmente para delinear las políticas destinadas a ese sector de la población y a otorgar pensiones a las personas a beneficiarios del sistema. Esta última función está vinculada a la necesidad de subsanar la controversia que se planteó en junio último, cuando fueron suspendidas 70.000 pensiones por invalidez dentro de un proceso de revisión en busca de irregularidades. Este proceso le acarreó al gobierno un elevado costo político, lo que lo obligó a hacer marcha atrás con la medida que afectó a personas que en realidad necesitaban esa pensión para poder vivir.


Mientras todo apunte al único objetivo de hacer más efectiva la labor del gobierno y no se esté pensando en ampliar el requerimiento de presupuesto para designar una mayor planta de personal, la iniciativa puede llegar a ser bien vista. Pero si en el transcurso del tiempo advertimos que estos dos organismos han crecido en relación al número de empleados o de dependencias, entonces estaremos nuevamente ante una maniobra especulativa destinada exclusivamente a agrandar el Estado. Una acción que en los tiempos que corren debería estar totalmente fuera de consideración.