El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está a un paso de ser un protagonista histórico en la vida política de ese país si este miércoles la ciudadanía aprueba la consulta popular para la nueva Constitución que le otorga al jefe de Gobierno la reelección más allá de los dos períodos consecutivos ordenados hasta ahora. Todas las encuestas le son favorables al mandatario, de manera de dejarle expedito el camino para que siga en el poder hasta el año 2036. De esta manera Putin superaría a Joseph Stalin y se acercaría a Iván el Terrible y Pedro el Grande, los dirigentes que más tiempo ocuparon el Kremlin.


El plebiscito sobre las enmiendas constitucionales estaba previsto para el 22 de abril pasado, pero Putin lo aplazó hasta el 1 de julio por la pandemia del coronavirus. Los rusos deberán responder por un "Sí" o por un "No" a un solo proyecto de reforma, aunque se trata de casi 200 cambios, entre ellos la duración del período presidencial, aunque los detalles poco parecen importar a la mayoría.


El más importante de los cambios es el que le interesa a Putin, que debería dejar el cargo en 2024 al cumplirse el último período permitido hasta ahora por la Carta Magna que convoca a las urnas para ser modificada. El Presidente es muy astuto al exteriorizar su interés en esta coyuntura institucional y ha declarado que en caso de no aprobarse las enmiendas a la Constitución de 1993 que llevarían a perpetuarse en el Kremlin, en dos años comenzaría la búsqueda de un posible sucesor y ello sería contraproducente, según su punto de vista. "Tenemos que trabajar no buscar sucesores", ha enfatizado revelando su verdadero interés.


Más allá de seguir en el cargo en forma indefinida, Vladimir Putin sostiene que la actual Constitución responde a un período especial en la historia política de Rusia, al referirse a los violentos enfrentamientos de septiembre de 1993 en Moscú cuando los tanques dispararon contra el Soviet Supremo (Parlamento) en medio de una crisis institucional, cobrando 160 muertos y centenares de heridos, para acabar con el sistema de poder creado por los bolcheviques en 1917. Para el Gobierno la situación actual es de gran estabilidad y merece otro ordenamiento republicano.


Sin embargo las enmiendas van mucho más allá de la cuestión política, ya que la Constitución va a prevalecer sobre los tratados internacionales y, además, entra a otros campos como los religiosos y sociales, de manera que van desde la mención a Dios a las indexaciones jubilatorias, hasta precisar que el único matrimonio reconocido es la unión de un hombre y una mujer.