Tras un estudio interdisciplinario realizado mediante una encuesta de cultura constitucional se ha llegado a la conclusión que en nuestro país existe una democracia de baja calidad institucional, en la que se viola la Constitución en forma permanente, afectando seriamente al desarrollo de la República. Detalles de esta investigación fueron proporcionados por Antonio María Hernández, abogado constitucionalista, exlegislador y coautor del libro "Argentina, una sociedad anómica", a través de una publicación en un portal de internet.


La baja calidad institucional fue determinada en base a un análisis realizado desde la Sociología, la Ciencia Política, el Derecho, la Historia y la Filosofía, a cargo de especialistas en cada una de esas áreas. Se buscaba obtener un diagnóstico de un problema que lleva décadas, como es el de la vigencia de la ley sin lo cual no se puede pretender que el país se desarrolle.


La encuesta de cultura constitucional que se tuvo en cuenta para este análisis, que en realidad es la segunda que se realiza en el país, arrojó datos muy duros, como por ejemplo que el 80% de los entrevistados está de acuerdo de que "Argentina es un país al margen de la ley", y que el 83% sostiene "que los argentinos son transgresores". Por otra parte, en la lista de violaciones a la ley "primero aparecen los políticos, luego la policía, funcionarios públicos y continúan jueces y abogados. Para los argentinos siempre la responsabilidad es del otro".


Hernández, quien participó en la reforma de la Constitución Nacional de 1994, asegura que gran parte de los preceptos de la Carta Magna son incumplidos en la actualidad. Las violaciones que existen son muy graves van desde el preámbulo, siguen con la parte orgánica de organización del poder, así como el incumplimiento del sistema republicano y ocurre lo mismo con el federalismo.


Además, tampoco se respeta la autonomía local y municipal. También ocurre con los derechos sociales, culturales y políticos.


El problema es complejo y requiere políticas públicas sostenidas en el tiempo. Es necesario elevar la cultura política democrática a través de una educación cívica basada en los valores de la Constitución, inculcada principalmente en los más chicos y fortalecida entre los adolescentes y jóvenes.