La destrucción mediante una explosión de la oficina de relaciones entre las dos Coreas, el martes último, dejó en una posición muy difícil a Corea del Sur ya que el atentado ha sido atribuido en un principio al malestar de Corea del Norte con su vecino por las presiones que sigue recibiendo de Estados Unidos, uno de los principales aliados de Seúl. Ahora Corea del Sur se encuentra entre "la espada y la pared", según los observadores de este conflicto, ya que por un lado Corea del Norte ha endurecido su posición con Seúl y por otro Washington parece no estar dispuesto a bajar la presión de Pionyang. Ambas posiciones generan una gran tensión con insospechables consecuencias y demuestran una vez más el grado de intolerancia del presidente de Corea del Norte, Kim Jong Un, cuando sus objetivos no logran concretarse.


Para las autoridades norcoreanas la mediación del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in no ha sido todo lo auspiciosa ya que a pesar del acercamiento de presidente norteamericano Donald Trump al presidente Kim Jong Un, las sanciones internacionales no han cesado e incluso existe la posibilidad de un endurecimiento haciendo más tensa la situación.


Se trata de uno de los peores momentos de la relación entre las dos Coreas, desde que asumió Moon Jae-in en 2017. Al iniciar su mandato, el líder surcoreano intentó poner fin a décadas de confrontación ejerciendo de mediador, a instancias de Estados Unidos, para que Corea del Norte abandonara sus programas nucleares y de misiles que en ese momento ponían en peligro la paz mundial. 


Un acuerdo histórico entre las dos Coreas dio lugar a la creación de la oficina de relaciones, con sede en la ciudad fronteriza de Kaesong, en la que durante estos últimos años se concretaron importantes cumbres dentro del proceso de paz de ambas naciones. Esta oficina fue hasta hace unos días símbolo de pacificación entre las dos Coreas, por lo que su destrucción compromete seriamente lo alcanzado. Según ha trascendido, Kim Yo Jong, hermana del líder norcoreano y figura política de peso de Pionyang, habría amenazado a las autoridades del país vecino con esta acción provocadora que ha dado por tierra casi tres años de negociaciones para mantener las buenas relaciones en la región asiática.


Corea del Sur tiene que encontrar ahora la manera de avanzar con Corea del Norte dentro de los límites de las sanciones, ya que Seúl no puede volver con más peticiones para hablar de planes a largo plazo o de objetivos ambiciosos, sino que debe encontrar medidas que sean prácticas y que no requieran de la cooperación internacional para restablecer y asegurar las buenas relaciones.