Pensando en la Argentina del mañana surgen varios temas a resolver entre los que se destacan, por lo complejo, el del déficit previsional. Se calcula que está en el orden del 3% del PBI (Producto Bruto Interno) por lo que el país tiene la imperiosa necesidad de reducirlo para alcanzar el promocionado déficit 0% con el que se ha comprometido antes de comenzar el pago de los intereses de la deuda contraída con el FMI.


En numerosas naciones del mundo, especialmente las más ricas, el problema con el sistema previsional es el envejecimiento de la población, es decir que más retirados deben ser sostenidos por menos contribuyentes. En nuestro país este proceso es más lento pero hay otros factores que inciden negativamente, como la economía informal que hace que sean muy pocos los que aportan al sistema.


Tras conocerse la postura del FMI que sostiene que el sistema previsional argentino debería encaminarse hacia la sustentabilidad financiera, resulta oportuno determinar los factores que incidieron negativamente como la moratoria del kirchnerismo que amplió la cobertura a la población mayor; la Reparación Histórica de Cambiemos que elevó los haberes de una importante masa de jubilados, y la Pensión Universal para el Adultos Mayores (PUAM) que otorga un 80% de la mínima a quienes no alcanzaron los 30 años de aportes exigibles. Todo esto se cubre con aportes en un 55% de los trabajadores y patrones y en un 45% de impuestos. Si sólo se considerara el déficit de las jubilaciones y pensiones de quienes contribuyeron normalmente al sistema, este no supera el 0,5% del PBI. El 2,5% restante es por cubrir a personas sin aportes.


El gran problema que se presenta actualmente es que casi la mitad de los trabajadores no contribuye al sistema: 2/3 son empleados en negro y 1/3 cuentapropistas. Pero para algunos economistas ni siquiera formalizando ese sector se solucionaría la situación.


Hay una serie de medidas que se pueden tomar para revertir la situación y evitar el déficit previsional o lo que es peor: caer en un estado de desfinanciamiento del sistema. Entre ellas está la de revisar regímenes especiales y de privilegio, hacer que jubilados del Poder Judicial paguen ganancias o revisar jubilaciones que se pagan a quienes no tienen todos los aportes. También está la de retrasar la edad jubilatoria o aumentar los años de aportes, aunque se asegura que estas no son medidas centrales.


Hay otras medias de ajustes que pueden llegar a tener su incidencia siempre y cuando se cuente como base un sistema económico con productividad y empleo.