El ataque militar a Siria dispuesto por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con la colaboración de los gobiernos de Francia y el Reino Unido de Gran Bretaña es una acción que no contribuye con el proceso de pacificación y reorganización que la comunidad internacional debería haber promovido en un país que desde hace siete años viene sufriendo una devastación que ha generado una de las corrientes migratorias más grandes que se recuerden, con millones de refugiados que sufren las consecuencias de haber perdido todas sus pertenencias.


El motivo de esta nueva agresión es por el supuesto uso de armas químicas en la ciudad de Douma por parte del presidente Bashar al Asad. Los "ataques de precisión", según expresiones del Presidente norteamericano, realizados en la noche del viernes, han generado la más enérgica reacción del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de Irán, otro de los países aliados de Siria, que han tomados los ataques como actos de agresión a sus respectivos países. En este sentido, Putin ha solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, en busca de que esta acción bélica no quede sin consecuencia para los países promotores.


Siria ha sido objeto de una escalada de violencia desde marzo de 2011, en que parte de la ciudadanía se levantó en contra del régimen implementado por su presidente. La guerra civil desencadenada motivó la participación de países vecinos y de potencias internacionales como EEUU y Rusia, que en vez de promover la pacificación contribuyeron, por diferentes motivos, a que el conflicto perdurara por todos estos años, con sucesivos bombardeos y ataques a las ciudades sirias. La salida del país de ciudadanos que adquirieron la categoría de refugiados generó en toda Europa y otros países del mundo un problema étnico al que todavía no se le encuentra una solución.


Este nuevo ataque, por más justificativos que se le busquen, está lejos de contribuir con una solución al panorama de Siria y, por el contrario, representa una amenaza para la paz mundial ya que puede actuar como detonador de un conflicto entre las grandes potencias que han tomado a este país como ámbito de experimentos para demostrar su potencial bélico y su hegemonía a nivel mundial.