A Sacha Jung le encanta ir en busca de la inspiración en cada uno de sus viajes. Ama aventurarse dentro de casas abandonadas con el objetivo de lograr imágenes perfectas. Pero lo que descubrió dentro de este consultorio que desde hace 30 años está sin actividad fue realmente aterrador: órganos humanos, instrumentos quirúrgicos y fotografías que parecen parte del set de filmación de una película de terror.
 


"Me encanta fotografiar lugares desérticos, abandonados; la atmósfera, el olor y el silencio son increíbles", asegura Sacha.

Esta casa de Nord Hessen, Alemania, se encuentra deshabitada desde hace ya mucho tiempo y eso se nota en su estado. Perteneció al urólogo Klaus Kraft, que murió en 1988 a los 78 años. Nadie la reclamó jamás.

Todavía se puede observar su delantal colgado en un perchero, el sillón quirúrgico desgastado por la humedad y el tiempo, frascos con remedios, órganos conservados en frascos con formol, ¡un zorro disecado!

Por los instrumentos que utilizaba y los registros que han quedado sobre su vida se puede afirmar que Kraft se dedicaba a un campo de la medicina que trata los problemas del sistema urinario femenino y el tracto genitourinario masculino.

"Mi foto favorita es la de los cuatro frascos que contienen fragmentos de riñon", contó Sacha, que tomó las fotografías con su cámara Canon EOS 70D.