Alfred Brazel, sargento del Ejército de EE.UU., falleció el pasado mes de julio a los 37 años de edad, después de que fuera diagnosticado con un cáncer.

Cuando este 20 de noviembre sus hijos, Mason y Mylan Brazel, visitaron su tumba por primera vez en el Cementerio Nacional de Arlington, se acurrucaron junto a la lápida para compartir una siesta con su padre.

La madre, Kait Brazel, emocionada, tomó varias fotos que posteriormente publicó en su página de Facebook.

Los niños decidieron echar una siesta sobre la sepultura de su padre "para sentirse más cerca de él", explicó la viuda del sargento a ABC News. Se tumbaron sobre una manta y le contaron a su padre las novedades, como si estuviese vivo.

"Mylan compartió con él cómo había logrado su uniforme y el cinturón en sus clases de lucha y cómo fue a la fiesta de Halloween, donde ganó un pastel. Mason le contó cómo recibió un trofeo en una competición de natación", recordó la mujer.

Después, la hija se quedó dormida, mientras que su hermano rezaba.

"Pasaron un rato juntos y no lloraron ni una vez", contó la viuda.

Tras hacer las fotos públicas, Kait recibió muchos comentarios cálidos de apoyo, las imágenes fueron compartidas en repetidas ocasiones y este entrañable acontecimiento familiar tuvo eco en varios medios de comunicación a nivel internacional.