Tradicionalmente se ha considerado que cuando un perro aúlla, una muerte está cerca o, al menos, está a punto de suceder una catástrofe. Esto llevó a presuponer que los perros poseían poderes que les permitían predecir el futuro.

Por suerte, nunca se consideró que fuesen ellos los causantes de estas tragedias ni se los tachó de criaturas diabólicas, como sí sucedió con los gatos. Al contrario, se creía que el animal daba el aviso en el intento de proteger a su familia. En la actualidad se sabe que la explicación no se encuentra en ninguna habilidad sobrenatural.

Los perros son capaces de olfatear los cambios en nuestro organismo que producen distintas enfermedades, como el cáncer o la diabetes. En esta misma línea se piensa que también son capaces de percibir una muerte próxima por su olor particular.