“Marcos era muy cariñoso y me gustaba mucho estar a su lado”, cuenta Elize Matsunaga. Mientras se escucha su voz, la cámara hace un primer plano de un álbum de fotos de su casamiento con el empresario japonés, Marcos Kitano. Ella, visiblemente más joven, de blanco y con un ramo de rosas; él de traje, camisa y moño. Entre las postales de aquel día hay brindis, besos y abrazos. Todo es felicidad, todo es porvenir.

La cámara pega un salto en el tiempo. Ahora Elize está vestida de negro y mira hacia adelante con el rostro desencajado. “Aún no puedo explicar el sentimiento que me hizo apretar el gatillo”, dice acerca del tiro que le pegó a su marido en la cabeza la noche del 19 de mayo de 2012.

Es la primera vez que Matsunaga habla sobre del crimen que cometió hace nueve años y que luego trató de ocultar. Hasta el momento, nunca había sido entrevistada. Accedió a dar su versión de los hechos en cámara, durante las salidas transitorias que tiene permitidas, para que su hija la pueda escuchar. De la mano de Netflix, la protagonista del crimen que conmocionó a Brasil llegó al streaming con Elize Matsunaga: érase una vez un crimen, una miniserie dirigida por la documentalista brasileña, Eliza Capai.

Además de los testimonios inéditos de Elize, que cumple una condena de 19 años, el documental de cuatro episodios reúne las voces de familiares y colegas de la víctima y las opiniones de expertos que siguieron el progreso de la investigación, como periodistas, abogados de ambas partes y especialistas en crímenes.

A continuación, los detalles del crimen; algo de la tormentosa relación entre el empresario y su mujer; y parte de lo que fue la cobertura mediática del caso que conmocionó a Brasil. Sí, ¡hay spoilers!

EL CRIMEN

Corría mayo de 2012 cuando Elize Matsunaga denunció la desaparición de su marido, el millonario Marcos Kitano de 42 años. “¿Dónde lo vieron por última vez?”, le preguntaron. “Cuando salía de nuestro apartamento”, sostuvo ella.

Tras un despliegue importante de la policía brasileña y varios días de búsqueda, los investigadores del caso dieron con las cámaras de seguridad del edificio, donde Kitano convivía con su mujer y su hija, Helene, que en ese momento tenía un año.

Según pudieron reconstruir, la noche del 19 de mayo, el CEO de la empresa de alimentos Yoki bajó a comprar una pizza. En las grabaciones se puede ver que, en el trayecto, el hombre habló por teléfono con alguien. Esas fueron sus últimas imágenes. Entre las 19.30 y las 5 horas del día siguiente hay un vacío temporal. En ese intervalo, Elize asesinó a Marcos. Le pegó un tiro en la cabeza, lo arrastró quince metros y lo cortó en pedazos con un cuchillo de treinta centímetros.

A las 11.30 horas del 20 de mayo, tras la llegada de la niñera, Matsunaga salió de su departamento y bajó por el ascensor con tres valijas que guardaban el cuerpo desmembrado de Kitano. Luego subió a su vehículo y manejó hacia Paraná con la idea de descartar el cuerpo allí.

En el trayecto hacia Paraná, Elize fue detenida por la Policía, pero los agentes no se dieron cuenta de lo que llevaba en su baúl y la dejaron seguir. Amedrentada por aquel encuentro, Matsunaga pegó la vuelta y regresó hacia San Pablo. En el camino se deshizo de los restos de Kitano, que luego fueron encontrados en bolsas de residuos al costado de la ruta, en Cotiá.

Las primeras noticias sobre el hallazgo del cuerpo llegaron el 23 de mayo. Días más tarde, Elize confesó el crimen y negó el involucramiento de otra persona. Según ella, lo mató porque descubrió que él le era infiel. El 4 de junio de 2012 quedó detenida y en diciembre de 2016, tras un juicio por jurados, fue condenada por homicidio agravado a 19 años de prisión.

LA PAREJA

“Mi matrimonio comenzó a desmoronarse hace dos años, cuando supe que Marcos tenía otra mujer”, declaró Elize.

Elize y Marcos se conocieron en 2004 a través de un sitio web para acompañantes. En ese momento, ella tenía poco más de 20 años y un título de enfermera. Para pagar sus estudios de abogacía fue que comenzó a ofrecer sus servicios a través de una plataforma digital. Él, por su parte, estaba casado y tenía una hija.

Durante cinco años fueron amantes. Para 2009 él decidió separarse y volvió a dar el “Sí”, con Elize.

Además de viajar por el mundo, los Kitano Matsunaga eran aficionados a la caza. Ambos tenían el certificado de Registro del Ejército Brasileño para portar armas y exhibían sus “trofeos” en la pared de su casa.

Los problemas llegaron cuando quisieron agrandar la familia y descubrieron que Elize no podía quedar embarazada. A partir de ese momento, cuenta ella, comenzaron con distintos tratamientos que, según su testimonio, “desgastaron la pareja”.

En medio de la frustración y el dolor ante la imposibilidad de gestar un bebé, Elize empezó a sospechar de la fidelidad de su marido y, detective privado mediante, descubrió que él la engañaba. Justo cuando estaba decidida a separarse, la mujer descubrió que estaba embarazada. Ahí, dice, el vínculo entre ellos mejoró radicalmente.

La felicidad, sin embargo, duró poco. Seis meses después del nacimiento de Helene, Elize volvió a contratar a un detective privado que le confirmó que Marcos le era infiel. Tras una discusión subida de tono, él la habría acusado de haber vuelto a la prostitución y de gastarse su fortuna con un amante. Incluso, hasta la habría amenazado con quitarle la custodia de la nena. “Mi mayor miedo era cuando decía que haría que me internaran”, cuenta ella en el documental.

EL JUICIO

Por la magnitud que cobró el caso, al que los medios se referían como “Caso Yoki” o “Caso Marcos Kitano”, el juicio a Elize Matsunaga fue uno de los más mediáticos de San Pablo. Muchos periodistas y presentadores de televisión se referían a ella como “una mujer fría y calculadora que mató y descuartizó a su esposo sin remordimientos”.

Mientras la querella hablaba de un asesinato pemeditado, la defensa sugería un crimen pasional. “La desesperación la llevó a tomar una serie de decisiones equivocadas”, dice una de las abogadas de Elize en el documental.

El juicio culminó el 5 de diciembre de 2016 tras siete días de duración. El jurado condenó a Elize Matsunaga a 19 años, 11 meses y 1 día de prisión. En este punto, la mini serie plantea el interrogante acerca de la justicia machista. ¿Se le hubiera dado la misma condena si hubiera sido femicidio? ¿Por qué se hizo tanto hincapié en el pasado de Elize y en la “vida de princesa” que llevaba desde que se casó con Marcos? ¿El caso hubiera sido igual de mediático si Kitano no hubiera sido un empresario multimillonario?

La hija de la pareja Kitano Matsunaga tenía doce meses cuando quedó huérfana de padre y su madre fue condenada a casi 20 años de prisión. Aunque provisionalmente estuvo bajo la tutela de la tía de Elize, luego quedó bajo custodia de la familia paterna.