Ivana Nadal (26) creció como una especie de nómade 2.0. Su vida ha sido así, de mudanza en mudanza, correr de un lado para el otro, a veces de manera abrupta. ¿La primera vez? El 20 de agosto de 1990. Ese día abandonó el útero de su mamá con siete meses de gestación. Un comienzo que la marcaría. ¿Qué tanto?

Al año y medio de vida se estaba mudando otra vez, ahora porque sus padres decidieron separarse; terminó viviendo con Alejandro, su papá. "Generalmente es al revés, pero papá es peluquero y, de los dos, era el que tenía mejor estabilidad económica".

Pero a los 5 volvió con su mamá, Claudia, por una necesidad de su edad: "Todas mis compañeras del cole vivían con sus madres y yo me sentía distinta. Fuimos al psicólogo y el tipo dijo: 'La nena tiene que vivir con la mamá'".

¿Si se quedó allí? Para nada. Cuatro años más tarde, a los 9, regresó a la casa del viejo hasta que cumplió 18. En ese lapso pasó por diez colegios diferentes, repitió segundo año y, cuando llegó a quinto, decidió dejar la escuela. "Estaba trabajando mucho y me quería mudar sola para, finalmente, poder echar raíces en un lugar", cuenta la morocha que, ocho años después, está cursando el último año de la escuela secundaria. "Cuando termine voy a estudiar Psicología", sostiene.

–¿Y cuál es tu propuesta? 

–Para mí, las parejas no tienen que dormir juntas.

–¿Camas separadas? 

–¡Casas separadas! Que verse sea un plan. "¿Tu hijo qué va a pensar?", te dicen. Y bueno… Prefiero que los padres se lleven bien en casas separadas, antes de que se agarren de las mechas todos los días. Creo que ésa sería la solución. Te lo digo hoy… capaz que mañana me ves re casada, tipo Susanita.

–Por lo que decís, tampoco llegó a tu vida el hombre que te saque la cabeza… 

–No, no llegó. Eso sí, tuve dos relaciones lindas. La más importante fue la primera, con Hernán, mi noviecito de siempre. Le planteé yo que nos separemos: "Te amo, nos llevamos bien, no nos peleamos nunca, pero tenemos 22 años… ¡Frenemos acá! Necesito que hagas tu vida. Quiero viajar, y que vos viajes con tus amigos sin consultarme". Hoy nos vemos cuando tenemos ganas.

–Estás muy metida en programas deportivos. ¿Cuánto tiempo pasó desde que llegaste al medio para que te llamara un futbolista? 

–¡Un día! Al segundo programa me escribió un jugador, hoy retirado. El problema es que los tipos poderosos, en general te quieren levantar con un WhatsApp… ¡uno solo! Y eso ocurre porque hay chicas que aceptan esas reglas.

La carrera de la morocha que recorrió los cien barrios porteños explotó cuando llegó al prime time con Escape final junto al "Chino" Leandro Leunis. "Que me llamaran para trabajar en Telefe fue cumplir un sueño. Llegó en el momento justo, no es que salté hasta ahí de la nada", cuenta. Y, cuando rompía el rating con ese programa, se filtraron unas fotos íntimas que reventaron las redes sociales. "Estaba haciendo la previa de un Superclásico sin señal. Cuando me voy de la cancha, me empiezan a llover millones de mensajes, porque se había filtrado mi teléfono. Lloraba en la camioneta del móvil… No quería ni asomarme a la calle", recuerda.

–¿El destinatario de las fotos era tu primer novio?


–Sí, pero no fue él quien las filtró. Fue alguien que me hackeó, las divulgó y hasta se quiso meter en mi home banking. Tenía todos los datos de mis cuentas, mail, Twitter, banco… En la Argentina hay un vacío legal con ese tema. Nosotros llegamos hasta el IP de donde salió el hackeo y no nos dejaron avanzar.