Como Patricio Reig, es pintor, arquitecto y fotógrafo. Pero en la profundidad de la palabra escrita, usa su alter ego real: Daniel Isaacs. Nació en San Juan, en 1959. Vivió unos años en Colombia, luego se radicó en Barcelona y actualmente vive con su esposa e hija en la ciudad lombarda de Milán. Muy cerca de su hogar, se encuentra la famosa Santa María delle Grazie, la iglesia de la Orden de Predicadores, en la que se encuentra "La última cena", la pintura de Leonardo Da Vinci. Justamente, residen en el mismo barrio en el que vivió el célebre artista del Renacimiento. Rodeado de un mundo fantástico de imágenes, del arte y de la historia, pasa sus días de confinamiento con su familia, pero sin abandonar la labor creativa. En plena cuarentena, ha registrado en papel testimonios tomados de lo que se vive día a día en toda Lombardía, principal foco de la pandemia del Covid-19. Su libro "Desde el Planeta Rojo", relata de manera cruda, descarnada, en primera persona, pero con una mirada esperanzadora, lo que se vive en la denominada "zona roja". De esta trama literaria, el artista sanjuanino dejó sus reflexiones manteniendo una comunicación con DIARIO DE CUYO. 



¿Qué actitud y compromiso asume al dedicarte a escribir?


- Mi compromiso y mi actitud, creo y asumo en este momento a la hora de escribir, es una continuación a estar atento a esas cosas que nos pasan. En este caso, nos pasa algo muy importante a todos. Obviamente, no puedo ser indiferente. Por lo tanto, desde que esta nueva situación empezó para nosotros -y para el mundo entero- la escritura es un compromiso personal, fundamental, que me hace y nos hacer reflexionar. Es una herramienta, simple y a la vez compleja, que nos une, nos comunica y nos hace ser más conscientes en donde estamos, y qué nos está sucediendo, ahora mismo la escritura cobra un significado para mí, especialmente válido.


¿Aunque estemos en un mundo dominado por la imagen?


- Sí, es cierto que este mundo actual está parcialmente dominado por la imagen, sin embargo, la escritura, que es un segundo vehículo que siempre utilicé -de hecho, soy fotógrafo y escritor- cada uno de sus lenguajes tiene su manera de llegar. En este momento creo que la escritura es el vehículo ideal para manifestar lo que está sucediendo, para dejar escrito en negro sobre blanco, porque ahora estamos escribiendo la historia. Es una oportunidad extraordinaria para dejar un testimonio de un momento tan particular.


¿Por qué escogió como título "Planeta Rojo" y qué interpretaciones puede llegar a hacer el lector? 


- Cuando empezó el problema del Covid-19 en Lombardía, norte de Italia, se manifestaron los primeros casos de contagio, entonces comenzó a denominarse "zona roja" a determinadas aéreas en las que se aplicaba la restricción de movimientos humanos. Después se fue ampliando la zona del confinamiento por todo Milán y ya es una enorme marca roja; hasta el punto que se convirtió prácticamente en un "gueto". El lector, lo que podrá interpretar, es un sentido sin estadísticas o números de muertos, no me interesa, para eso están los periodistas. Estas crónicas empezaron como audios y continuaron como cartas. El lector va leyendo como si fuera un diario y empieza a descubrir un punto de vista, que es el mío como narrador. Son relatos más bien sensoriales, desde la pasión de los sentidos. 


 ¿Cómo puede encontrar una voz poética en medio de tanta tragedia?


- Esta pregunta me gusta mucho hacer, porque justamente en situaciones tan trágicas que estamos viviendo, es cuando la poesía debería cobrar más fuerza. El sentido poético de la vida, siempre está ligado a la tragedia. Pensemos en la Guerra Civil Española y en García Lorca. Muchas veces, el sentido trágico y el sentido poético de la vida son uno solo. Ante lo que vivimos aquí en Milán, hay muchas miradas y cada una de ellas tendrá una forma diferente de interpretar la realidad. Para mí, la poesía, obviamente tiene un papel trascendental, no sólo en esta tragedia, sino en toda la vida, como fenómeno espiritual. 


¿Esto implicará un sentido más comunitario en la acción social? 


- No nos quepa ninguna duda. Aprenderemos la lección después de haber vivido lo que hemos vivido, nunca seremos las mismas personas y nunca seremos la misma sociedad. Esta situación nos hizo ver cosas que eran evidentes y por nuestra ceguera, por el modelo de vida que llevamos repitiendo tantos años, ha tenido que llegar un monstruo de estas dimensiones para darnos cuenta. Los seres humanos tenemos mucho potencial. Podemos sacar lo mejor que habita en nosotros para comprender cuál es la misión que tenemos en esta tierra.


¿Qué dificultades tuvo a la hora de escribir una literatura urgente?


- Este texto se ha escrito en una urgencia marcada por los días y los acontecimientos. Lo hice como un reto personal, pretendiendo marcar el mismo ritmo que imponía la cuarentena, los 14 días obligatorios, empezando por el día 1. En cualquiera de los capítulos, puede encontrarse una reflexión que valdría para cada uno de esos días. Esos días que van pasando, se reflejan una presión personal y social. Por un lado, los canales informativos que dan cifras y someten a presión la psicología de toda la sociedad. Por otro, la misma experiencia del confinamiento, las horas que pasan, cómo afecta a la familia. Para mí fue una experiencia descomunal impresionante. 


¿Qué más extraña?


- Es paradójico decir que aquello que más extraño ahora es la cercanía humana. Es algo que hoy tiene mucho valor.

Acerca del libro

 

Para acceder y leer el libro "Desde el planeta rojo: En tiempos de cuarentena", de editorial Temmpus-Litworld, únicamente en formato digital E-book en castellano, mediante el sitio Amazon de Italia. El precio es de 2.99 euros.