Se levantó de la cama, el lugar donde lleva adelante el momento más duro de su tratamiento desde hace 10 meses. Se maquilló como a ella le gusta. Estrenó una clásica túnica de colores, un vestido de su amigo Roberto Piazza. Y sí, ella misma lo reconoce con la dignidad intacta: también una peluca que es idéntica al típico corte de pelo que llevó por años. Beatriz Salomón, entera y luchadora, lo admite públicamente: "La estoy luchando. Perdí todo mi pelo, mi melena de toda la vida…".

La ex vedette, figura de aquellos clásicos programas de Alberto Olmedo, festejó este jueves los 18 años de su hija Noelia. Y para eso juntó fuerzas, hizo de tripas, corazón, y allí estuvo, espléndida, acompañándola junto a toda su familia, los amigos de siempre y las compañeras del teatro, y por supuesto, las amistades de su hija mayor, que ya empezó la facultad.

Beatriz, una de las figuras del mítico espectáculo Extinguidas, de José María Muscari, atraviesa y lleva adelante una dura lucha contra el cáncer, que la obligó a varias internaciones en el Hospital Fernández. Y en estas semanas encara la parte más delicada de su tratamiento. "Ya hice nueve sesiones de quimioterapia -reveló la actriz Salomón, usando esa palabra por primera vez públicamente-. Han sido nueve lunes muy duros porque cada sesión te deja muy tirada, sin ganas y sin fuerzas. Aún tengo por delante tres sesiones más".


 

"Después me ponen en una máquina y me hacen un estudio para ver si la medicación está dando resultado -continuó Beatriz en diálogo con Confrontados, por El Nueve-. Y después, creo que vienen las pastillas. Es cruento, porque no solamente se matan las células malas sino también las células buenas, y entonces quedás en un estado de debilidad tremenda. No tenés ganas de nada, solamente de dormir. Perdí todo mi pelo, mi melena y toda mi masa muscular…".

Frente a las duras dificultades del tratamiento, Salomón planta pelea y no se queda. Sabe que sostenerse entera desde lo anímico es vital durante este proceso de la enfermedad. Hace pocos meses estuvo más endeble, pero de todos modos pudo ir al cumple de 15 de su otra hija, Betina. Ahora, pese a las nueve sesiones de quimioterapia, sus amigas la encuentran más fortalecida, en todo sentido. Porque la Turca, como la llaman quienes más la quieren, es una luchadora.

Su abogada, Ana Rosenfeld, tramita en la Justicia aquel añejo viejo juicio por la cámara oculta realizada por el programa Punto Doc en la intimidad en el consultorio del ex marido de la actriz, Alberto Ferriols. Las apelaciones a la sentencia llegaron a la Corte Suprema, y se espera una pronta definición. Tal vez el precio más caro que pagó por el sufrimiento de tantos años sea esta durísima enfermedad. El cuerpo le pasó factura. Y Beatriz lo sabe.

Contenida por un enorme grupo de amigos, como Marcelo Péndola, Adriana Chaumont, Patricia Dal y el mencionado Piazza, además de sus compañeras de elenco, Salomón sigue en pie. Y acerca una confesión que sorprende, porque en esta delicada situación que le toca enfrentar, se terminó acercando nuevamente al núcleo familiar de Ferriols, de quien estuvo distanciada por años. "Lo pude perdonar", dice ahora Beatriz, cuyas prioridades han cambiado. "Todo quedó atrás", agrega sobre el conflicto con su ex marido.

Sí, eso está en el pasado. Como en un tiempo lo estará esta enfermedad que la Turca afronta con esa valentía tan suya. Y la dignidad intacta.