En el zumba kids, los chicos con los papás se animaron a bailar sin prejuicios.

El sol de la siesta y la buena temperatura ahora sí acompañó para vivir una jornada plenamente entretenida (resultó acertado reprogramarlo debido a las condiciones climáticas), en la que padres y chicos compartieron actividades lúdicas y didácticas, bailaron, rieron y cantaron al aire libre. Lo que más les gusta, expresarse libremente, fue la consigna para el cierre de "Comparto mi talento", el ciclo de talleres y juegos organizado por el Museo Franklin Rawson para las vacaciones de invierno.


Pinturas, esculturas, música y danza; todos los elementos y lenguajes se aprovecharon en los espacios del museo y que entraban en interacción con las exposiciones actuales. Niñas y niños, también algún adolescente, se concentraban en sus trabajos pictóricos sobre maderas y otros materiales provistos por las asistentes de la institución. En la sala 1, se armaban esculturas de cartón con formas totalmente abstractas que estimulaban la imaginación. Los dibujos y pinturas mostraban un mosaico colorido de creaciones de los peques. Pero el evento central que captó la atención de todos fue el escenario montado en la explanada de entrada al edificio. Allí, los chicos impusieron mucho ritmo y ternura al encuentro.

Con muchas ganas de mostrarse, los peques se animaron a cantar los temas de sus ídolos en rap, latinos y rock.

Entre casi 100 chicos que se habían presentado, se destacaron algunos en el canto, hubo rap y ritmos latinos como el caso de Benjamín Aguilera y Oriana Cano respectivamente; un grupo ofició por su parte un vistoso y atractivo número de murga, los llamados 'Eco Locos', del CAJ Ecos de Vida. También el baile k-pop se hizo presente de la mano de Constanza Álvarez; y otros presentaron recitales con instrumentos de viento, percusión y hasta un launshpad o instrumento digital.


El momento más movilizador fue cuando inició el turno del Zumba Kids, los niños que actuaban, amigos y padres, se engancharon a las coreografías.


En otro aspecto, se pudo recaudar un número considerable de ropa y alimentos no perecederos que trajeron los niños, con la intención de donarlos al Comedor Comunitario Virgen de Guadalupe, de La Bebida, departamento de Rivadavia.


También mostraron talentos con los instrumentos y pedían más tiempo para tocar.
 
En el rincón de Kolormax, los colores fueron la regla general a la hora de crear.

FOTOS: MARCOS URISA Y DANIEL ARIAS