"Algún día tendré que llamarlo a usted Padre de los Piojos y Abuelo de la Nada", escribió Leopoldo Marechal en El banquete de Severo Arcángelo. El escritor contó alguna vez que “El banquete…” era un relato dirigido más a  los hombres que desandaban el camino a la niñez que a los chicos en tránsito a la adultez. El libro presenta como un escape al laberinto de la existencia.

Tiempo de después, un joven poeta (de look desgarbado y con una cabeza tupida por rulos) tomó el nombre para llamar a su banda de rock. Miguel Peralta no conoció a su papá y pasó parte de su infancia en un orfanato. Al crecer, la música y la poesía fueron su refugio y los amigos la familia que le había faltado. Junto al periodista y poeta del histórico bar La Cueva, Pipo Lernoud, consiguieron una entrevista con la discográfica Fermata. Los recibió el también poeta, pero del tango, Ben Molar, a quien le aseguraron que tenían una banda armada que se llamaba "Los Abuelos de la Nada".

La banda no existía y el nombre surgió de un recuerdo de Miguel durante la charla. Tenían tres meses para conseguir a los músicos y arrancaron la búsqueda por Plaza Francia. Los primeros integrantes fueron Claudio Gabis, Kubero Díaz, Pappo, Miguel Cantilo y Jorge Pinchevsky. Como el éxito no los acompañó “Miguel Abuelo” (desde entonces, fue un “abuelo de la nada”) se fue un largo período a recorrer Europa y en allí conoció al bajista Cachorro López. Después se sumaron Gustavo Bazterrica en guitarra, el baterista Polo Corbella, el saxofonista Daniel Melingo y un muy joven  tecladista: Andrés Calamaro.

Con esa formación, Los Abuelos de la Nada se convertirían en una de las bandas fundamentales del rock nacional. Miguel murió el sábado 26 de marzo de 1988, cuando el Síndorme de Inmuno Deficiencia Adquirida (Sida) lo debilitó tras una operación de vesícula.

El Banquete de Severo Árcangel se publicó a mediados de los años '60, en los años del boom de la literatura latinoamericana. Sin embargo, Marechal no alcanzó nunca la consideración de otros autores argentinos (como Borges o Cortázar. A pesar de la nobleza de su pluma, de la belleza de sus poesías y del impacto de una novela publicada  a fines de los años '40 como Adán Buenosayres, el autor pagó caro sus cercanía ideológica con el peronismo.

En los años posteriores a la caída de Perón, tras la Revolución Libertadora, Marechal comenzó a escribir "El Banquete...", en un contexto que él mismo definía como el de "poeta depuesto" (en alusión al vacío que muchos de sus colegas del círculos literarios le impusieron). Era una obra original no sólo en su forma, también en el tema.

Narrada desde la óptica de Lisandro Farías, esta profunda y delirante historia sobre temas espirituales y teológicos deslumbró, apenas publicada, al bohemio aspirante a poeta Miguel Peralta y lo inspiró para que escribiera su propia novela musical con "Los Abuelos de la Nada".