Cristian y María José hicieron un alto en la dupla artística, pero seguirán vinculados a la música. 

En la página de Facebook del Dúo Añoranzas fue publicado lo siguiente: "Queremos despedirnos de ustedes, y agradecerles por haber compartido con nosotros estos años y nuestro pequeño paso por la música que tanto amamos, el folklore argentino. Hemos pasado por varias etapas y en el camino hicimos grandes amigos, que estarán con nosotros para siempre". El posteo tuvo muchas repercusiones entre los seguidores del dueto musical sanjuanino, que decidió ponerle punto final a este proyecto artístico. Las razones fueron a dadas a conocer a DIARIO DE CUYO por los mismos integrantes, María José Guillemain y Cristian Pinto: "En realidad no dejamos la música, sino que le damos por cumplido a este proyecto artístico. Esto no significa que abandonemos nuestra vocación. Significa abrirnos a nuevos caminos", dijo María José. "No estábamos poniendo la energía necesaria para cumplir con nuestros compromisos. Teníamos invitaciones de muchos lugares pero no podíamos asistir. Entonces como no queremos faltar y quedar mal con la gente que nos sigue, por respeto a todo eso, le dimos fin a esta etapa", detalló la cantante. Cristian, por su parte, amplió la razón: "Llevamos un desgaste. Porque tenemos muchas labores particulares, nuestra página está desactualizada y no podemos cumplir con las invitaciones. Creo que es el momento adecuado de dejar, sobre todo por respeto al público".


Si bien implica mucho esfuerzo y dedicación iniciar un proyecto musical y posicionarse -metas que lograron-, mucho más difícil fue tomar la decisión de dejarlo. "Las sensaciones encontradas son muchas, porque se trata de algo muy personal y familiar. Al vivir en Iglesia, nos costaba mucho poder trabajar con nuestros músicos, que viven en Capital. Nos limitaba bastante el enorme esfuerzo que debíamos disponer, además del tiempo y las cuestiones cotidianas. Era un cuesta arriba", confesó la cantante.


La dupla arrancó profesionalmente en el 2002. Al año siguiente lograron su primer álbum "Cuesta arriba" y en el 2007 publicaron su segundo trabajo "Matices". Posteriormente, vino una pausa en la que se dedicaron a sus hijos, pero en el 2014 retomaron y salieron nuevamente a girar por festivales locales. En ese camino, de escenario a escenario, forjaron muchas amistades. "Para nosotros fue muy movilizador, un aprendizaje permanente", manifestó la joven de 35 años y que formó una familia junto a Cristian, en la que nacieron cuatro hijos. 


Con estilo propio, a lo largo de su carrera, la pareja albergó en su cancionero un repertorio de obras tradicionales de Atahualpa Yupanqui, Armando Tejada Gómez, Carlos Di Fulvio, Saúl Quiroga, entre otros, con arreglos para dos voces, con instrumentación típica en madera, como la guitarra criolla, el bombo y la quena. También transitaron la etapa compositiva, donde Cristian era el encargado de escribir y darle vida a las canciones propias. La absorción de sonidos fue su clave, aprender de la cueca, la zamba, la chacarera, la música litoraleña, la cuyana, los valses peruanos, los tangos. Para ellos, era posible entrelazar y fusionar estilos.


Con las cartas sobre la mesa, lo que seguirá más adelante se irá develando a su tiempo. "Por ahora no tenemos muy definido qué haremos con la música, seguramente continuaremos por trabajos individuales, aunque no hay nada concreto respecto al futuro", expresó Cristian. "Estamos con la mente puesta en otros trabajos. Pero seguiremos con la música, creemos que esta decisión no es errada", agregó María José. Aunque no descartan emprender carreras solistas, tampoco desestiman la posibilidad, algún día, de retomar el dúo: "Habrá una puerta entreabierta que dejaremos, y aunque ahora no vamos a continuar, no sabemos qué pueda pasar, la vida tiene muchas vueltas".