Después de los fuegos artificiales, el papel picado, las muestras de cariño y las felicitaciones de sus coterráneos y amistades, María del Cielo Cáceres Tapia (21) trata en estos momentos, con gran esfuerzo, de poner los pies en la tierra y reflexionar lo que está viviendo. Tras recibir los atributos como flamante Paisana Nacional de la Tradición -el viernes pasado en Jáchal- , habló con DIARIO DE CUYO y manifestó sus convicciones acerca de la importancia simbólica y material de representar a su departamento. Ya desde las primeras semanas de preparación como candidata, al igual que Agustina Espejo (Segunda Paisana electa) y el resto de las participantes, tuvo un recorrido intenso de capacitaciones, viajes, charlas y entrevistas, que para ella fue un enriquecimiento también en lo personal. 

"Siempre están juzgándonos por el físico o por lo que decimos. Pero sabemos bien que la paisanas tenemos muchas cualidades y reflejamos la fuerza de la mujer jachallera'.

'Todo esto que estoy atravesando es de gran crecimiento, me ayuda a reafirmar mis conocimientos sobre Jáchal y lo que somos como pueblo, que hasta ahora no tenía en cuenta. Y siento que estoy más confiada en mí isma, más segura, con más autoestima que antes', explicó María del Cielo. Y en coincidencia con lo que le había contado Agustina, este proceso le ayudó además a resolver el temor a la exposición pública. 

El momento de la verdad. Con incontenibles lágrimas de emoción, María del Cielo Cáceres Tapia y Agustina Verónica Espejo fueron consagradas como primera y segunda Paisana de la Tradición 2022.

La paisana electa recibió todo el apoyo, principalmente de su madre, Fabiana Tapia, quien fue segunda paisana en la fiesta de 1984. Los consejos y el acompañamiento materno fueron la clave a la hora de transitar esta etapa. 

'Mi mamá fue fundamental, ella me animó en todo. Me contaba que en su juventud era muy duro y se exponían al jurado muy solitas, tenían que valerse de mucho coraje para las entrevistas. Pero fue muy feliz y aquella experiencia la marcó. Hoy es maestra rural y me llevó a recorrer todos los distritos y quiero seguir su camino y su ejemplo. Me aconsejó mucho el valor de la solidaridad, el amor a la gente y el ayudar a los demás', contó la joven. 

María del Cielo es del Barrio Pismanta II, de la zona centro y representa a la Pastoral del Cura Padre Brochero. La mitad de su familia, por parte paterna, es colombiana. Tiene tres hermanos y cursa el tercer año del Profesorado de Educación Primaria, en la Escuela Normal Fray Justo Santa María de Oro. Su principal objetivo en el papel que le toca cumplir por un año es poner en marcha el proyecto para ayudar a niños, adolescentes y jóvenes abordar el bullying y sus consecuencias. 

'La educación pública es fundamental, pero también la raíz de todo es comenzar en casa, trabajar con la familia, formar a los padres y a los vecinos. El acoso o el cyberbullying es un problema que pega muy fuerte en el departamento. Hay cosas que tenemos naturalizadas en la sociedad, lamentablemente. Se discrimina mucho por el aspecto físico o por la orientación sexual y esa violencia se manifiesta en las escuelas. Abunda mucho el prejuicio social en televisión y en Internet. Todo eso tiene consecuencias en los jóvenes, sufren autolesiones, trastornos alimenticios y hasta se llega a cometer suicidio. La atención que se da en los hospitales para contener y escuchar es muy poca y es necesario reforzar eso', opinó Cáceres. En paralelo, la nueva Paisana está convencida de que la juventud no debe perder sus raíces, y en este sentido está dispuesta a que su rol como paisana sea significativo: 'La juventud no debe dejar morir la Tradición, para eso estaremos nosotras, apostando a las generaciones nuevas, porque son el futuro. Ser Paisana implica representarlos, haremos todo lo que sea necesario para llevarlo adelante', expresó.

Cáceres también dio su parecer sobre el cambio que tendrá la Fiesta Nacional del Sol en torno a la eliminación de la elección de Embajadora del Sol y sobre el debate que también se da sobre el rol de la mujer dentro de la Fiesta de la Tradición. 'Me pareció muy positivo el hecho de abandonar la figura de la reina por la de embajadora, pero es triste que no seguirá haciéndose. Al igual que la elección de Paisana, no considero que se sostenga como un concurso de belleza. Nosotras mismas nos exponemos, pero no para ser elegidas por la belleza. Hay cosas que van mucho más allá de eso. Hoy lo estamos viviendo, nos nutrimos de mucho sentido, de cultura y de contenido, pero es una lástima que eso no se entienda', comentó. Por último, sostuvo que "ser paisana es representar a la mujer jachallera': 'No se puede mantener ese prejuicio, recibimos comentarios críticos y negativos, no podemos salvarnos de eso, siempre están juzgándonos por el físico o por lo que decimos. Pero sabemos bien que la paisanas tenemos muchas cualidades y reflejamos la fuerza de la mujer jachallera'. 


Postales de la fiesta

Ante un paisaje natural imponente, el público participó con entusiasmo (según la organización estimó entre 9 mil y 10 mil asistentes locales y provenientes de otros distritos de la provincia, como también de La Rioja y de Córdoba) de los espectáculos de la segunda noche de la Fiesta de la Tradición, en el Anfiteatro Buenaventura Luna. Contra todos los malos pronósticos climáticos, resultó una jornada ideal para los artistas y el público. Desde las 20 hs los números locales, provinciales y nacionales fueron muy aplaudidos por la multitud que no sólo ocupó la explanada del predio sino también los cerros. El himno jachallero "Vallecito", interpretado por el grupo Las Voces del Norte, marcó la apertura del festivo encuentro. Luego, Leyla Bustos y Perico Luna, más los conjuntos de danza Raíces del Norte y Añoranzas desplegaron atractivos cuadros coreográficos. Claudia Pirán y el Grupo Takú también tuvieron intervenciones que fueron abonando terreno para las figuras centrales: Los Nocheros, Soledad y Canto 4. Para la madrugada, Los Capayanes y Aventureros Folk fueron los que pusieron el broche de cierre antes de la salida del sol. DIARIO DE CUYO hizo un recorrido por todo el predio registrando en imágenes momentos de una fiesta que no pierde brillo ni encanto con el correr de los años. 

El conjunto Añoranzas. Dio una estampa de danza tradicional, caporales y danza del altiplano muy colorida.
Clásicos que perduran. Después de mucho tiempo, Los Nocheros volvieron al anfiteatro con sus grandes éxitos.
A sacudir el polvo. Numerosas parejas de baile se formaron espontáneamente entre la platea al ritmo de los recitales.
En lo alto. Los jóvenes ascendieron para tener una vista panorámica de todo el espectáculo.
Hinchada. La familia Gaitán haciendo el aguante a Emilia, la candidata nº14. Llevaron hasta bombo para alentarla desde la tribuna.
Otro clásico. La punta de espalda a la llama, una exquisitez que se dejó probar al pie del cerro.
La alegría. Soledad rompió los esquemas e hizo saltar, bailar y revolear el poncho a la multitud. Sobre el final, actuó con Nico Olivieri, el ex- participante de La Voz Argentina, interpretando juntos Zamba para olvidar.
Folclore local a pleno. Las voces de Claudia Pirán y de la jachallera Daniela Reinuaba, recibieron el cálido aplauso de la platea.
En los ranchos. Las familias jachalleras en plena preparación de los pastelitos listos para freír.