Una de las propuestas más divertidas en el receso invernal es "Pasala de películas", un taller de cine y artes audiovisuales para los más peques que se desarrolla en el Museo de Bellas Artes Franklin Rawson. En este espacio recreativo, una de las consignas centrales es que cada uno puede contar su propia historia. Como si se tratase de pequeños realizadores de cine, van indagando conceptos básicos acerca de la historia de la cinematografía, el teatro de sombras, el storyboard, la luz, el stopmotion (usando plastilinas), el encuadre, el plano, la narrativa y la construcción de personajes. Con elementos rudimentarios y dispositivos al alcance de la mano, los chicos desarrollan mini-relatos. Por ejemplo, en cuentos clásicos como el de la Caperucita Roja y el Lobo, ubican a los personajes, los dibujan en papel, los recortan, hacen pequeños títeres y sobre la pared -que sirve de pantalla- proyectan las imágenes o las sombras, mientras otro de los chicos del grupo va contando la historia. Una de las claves de este taller es el trabajo en grupo. En total son más de 20 niños que asisten al taller y las tareas y roles son repartidos en distintos equipos de producción. Ailén López, la profe, contó cómo es la dinámica que se genera en cada encuentro, en el segundo piso del Museo Franklin: "Si bien, tenemos poquitas clases, la idea es que los chicos puedan aprender sobre el lenguaje audiovisual pero de manera que salgan del lugar de consumidores pasivos. Ellos tienen mucho bagaje de imágenes que todos los días ven del cine y de la televisión, sin embargo, pensamos que deben deconstruirlas y conociendo cómo se hacen, con herramientas sencillas, puedan expresar sus propias ideas. Que con una camarita pueden hacer muchas cosas, así se hace más participativo para ellos, trabajan en comunidad y pueden dentro del grupo aceptar las ideas del otro", explicó la tallerista.


En uno de los grupos integrado por Alma, María Paz, Sofía y Avril, inventaron el cuento "Un mundo dulce de unicornios". En este pequeño universo los árboles son mostrados como si fueran algodones de azúcar, el lago está hecho de dulce de leche, el arco iris tiene muchas chispitas, el mar es una corriente de chocolate derretido y el sol, está formado por confites de limón. Dentro del mismo, aparecen los unicornios. Alma y Sofía se ocuparon de escribir el argumento, mientras que Avril y María Paz tuvieron la tarea de dibujar y hacer el escenario y los personajes. La mecánica los ayudó a comprender los roles que le corresponden a cada uno.


En el segundo grupo hicieron una historia diferente, más centrada en animales: "Inventamos un conejo amigo de una gata y el gato que es su amigo, se puso celoso y se puso a pelear con el conejo. Pero al final, después se hicieron amigos", contó Micaela, que junto con Lourdes, Renata, Emilia y Benjamín, preparaban con mucho empeño su relato para después pasarlo por el proyector. También, durante las clases, tienen un segmento para ver cortos de animación, aprender sobre autores argentinos y hasta tienen ensayos de actuación. Con telas y otros elementos de utilería, arman los disfraces y mientras unos interpretan, otros toman la cámara. Por supuesto a muchos les gusta agarrar la claqueta y gritar el clásico "¡Acción!", para inmediatamente comenzar a grabar.
 

A partir de una historia conocida o creada por ellos, dibujan y recortan a los personajes, los proyectan y narran.

  • DATO

El taller gratuito es los martes, miércoles y jueves de 17.30 a 19 hs. Al finalizar, los chicos harán un montaje con sus trabajos.