1. ¡El éxito de La Casa de Papel no tiene nombre! Y pensar que iba a tener uno muy distinto… Porque en tiempos de preproducción la serie se llamaba de otra manera. En vez de reparar en el escenario del atraco, el título se focalizaba en sus protagonistas: era Los desahuciados, por el origen común de los ladrones reclutados por El Profesor.

2. Los propios nombres de los desahuciados también difirieron de su versión original. Al menos, varios. Porque si bien Tokio –en breve hablaremos de ella- fue Tokio desde el primer momento al igual que Berlín, Oslo iba a ser Valencia. Tras este cambio, España se quedó sin ciudades propias entre los apodos de los atracadores, quizás para evitar enojos en el país de La Casa de Papel. ¿Y Moscú? Sería Chernóbil. La adorable Nairobi, en tanto, usaría en un principio el nombre de una nación africana: Camerún.

3. Más allá de los nombres, mucho ha cambiado en La Casa de Papel desde que se filmó la primera escena hasta que se estrenó. El piloto, que derivó en el capítulo inicial de la serie, fue realizado ¡52 veces! hasta que la producción entendió que la trama ya estaba aceitada, al igual que el perfil de los personajes.

Porque aquí, El Profesor no es el único metódico: se ha cuidado hasta el máximo detalle. La charla inicial que el cerebro del asalto tiene con Tokio en el auto no se caracteriza por su extensión, y sin embargo su rodaje demandó más de cinco horas.

4. La fachada de la Casa Nacional de la Moneda y Timbre de Madrid que se observa en la serie -ya desde aquel primer capítulo- es en verdad el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Y todas esas escenas al aire libre fueron filmadas sábados y domingos, los dos únicos días que se consiguió el permiso para hacerlo.

El interior de la Casa de la Moneda fue recreado por la producción, aunque más parecido al Museo de Ciencias de París. Y los millones de euros, ¿adónde se imprimieron? En las rotativas del periódico ABC, y en papel de diario, justamente.

5. En La Casa de Papel no se desperdician balas: los tiroteos no abundan en la trama. Y sin embargo, el primer capítulo concluye con un enfrentamiento con la policía del que no participaron los actores, tampoco dobles de riesgo. Con el recurso de las máscaras de Dalí, lo ejecutaron especialistas en armas, empleando ametralladoras que disparaban aire en vez de municiones de salva.

¿Y los vidrios rotos del patrullero? Estaban hechos de terrones de azúcar. Porque si en la vida nada es lo que parece, ¡en la ficción mucho menos!

6. El actor Álvaro Morte no precisa anteojos. ¡Y sin ellos, es casi irreconocible!

Ahora bien, con gafas…

¡Es El Profesor, desde ya! Y esa circunstancia -no usar lentes- le generaba algo más que una molestia al actuar: también había adquirido un tic que terminó resolviendo al calzarse el par de anteojos un segundo antes de que el director gritara “¡Acción!”.

7. Como buen villano, Berlín genera un gran magnetismo: es el odioso más amado, aun cuando es capaz de todo. Por caso (¡cuidado que se viene un spoiler!) le ordena a Denver que asesine a Mónica Gaztambide, rompiendo uno de los acuerdos marcados por El Profesor: no dañar a los rehenes.

Pero lo que pasa en la trama, allí se queda. Pedro Alonso (es decir, Berlín) y Esther Acebo (Gaztambide) son grandes amigos una vez que la cámara deja de filmar.

Lo mismo con Itziar Ituño (Raquel Murillo) y Juan Fernández (Coronel Prieto), quienes se sacan chispas en cada escena pero andan a los abrazos en el set.

8. Ahora sí: Tokio. Úrsula Corberó, la actriz que la personifica, es la novia del Chino Darín. ¿Que eso ya lo saben hasta quienes no vieron La Casa de Papel? ¡Por supuesto! Aquí el dato es otro. A ver… ¿En quién se inspiró su personaje? ¡Ah!, eso pocos lo saben, aun cuando se advierte a simple vista: Tokio es Matilda, la nena que interpretó Natalie Portam en El Perfecto Asesino.

Con varios años más, desde ya. Y dos décadas y media después del estreno del peliculón de Luc Besson. Pero su estilo -desde el corte carré y el flequillo hasta el choker- es casi un homenaje. Y además, Tokio y Matilda son de armas tomar…

No obstante, Úrsula cuenta que también tuvo como referente al personaje de Juliette Lewis en Asesinos por naturaleza, la película que Oliver Stone estrenó en 1994 sobre una historia de Quentin Tarantino

9. En España, cada episodio de una serie suele durar 70 minutos. Así lo requiere el público ibérico; y eso mismo sucedió con La Casa de Papel cuando la estrenó Antena 3. Pero la política de Netflix es distinta: los capítulos deben ser más cortos, mucho más cortos, de uno 40 minutos.

De allí que, cuando en 2017 adquirió los derechos, fraccionó los 9 episodios originales de la primera temporada y los llevó a 13. La segunda consta de seis capítulos, tanto en la versión de Antena 3 como en la de Netflix.

Será cuestión de esperar hasta abril, cuando se estrene la tan esperada nueva temporada. Y haya más curiosidades para contar.