Desde el momento en que Silvia Zerbini dejó su puesto en la dirección, el Ballet Folclórico Nacional tiene como responsable a cargo a Mariano Luraschi. Nacido en la localidad santafesina de Casilda, el exbailarín estará al frente de la compañía hasta la convocatoria a un próximo concurso de dirección. Con diferentes proyectos que debieron quedar en el tintero a consecuencia de las medidas de aislamiento social, Luraschi dialogó con DIARIO DE CUYO sobre el panorama de la compañía perteneciente a la Dirección Nacional de Organismos Estables del Ministerio de Cultura de la Nación, que el próximo 9 de julio celebrará las 3 décadas desde su debut en el Teatro Colón, bajo la dirección de Santiago "El Chúcaro" Ayala y Norma Viola. 



  - ¿Cómo se prepara el ballet para celebrar su aniversario en medio de la pandemia?


- Estoy aprendiendo de todo esto. Nunca imaginamos tener que dirigir a través de Internet, o coreografiar. El Ballet tiene una programación mensual, algo que comenzamos 15 días después de que se decretara la cuarentena. Hacemos giras virtuales subiendo a las redes funciones ya realizadas. Además, desde la Dirección de Organismos Estables a la cual pertenece la compañía, nos convocaron para generar contenidos para las redes con hincapié en tutoriales.


- ¿Tuvo que aprender a reinventarse?


- Con el objetivo primordial de compartir arte que tiene el Ballet, le di una vuelta de tuerca a la iniciativa. De una manera más artística, utilicé la idea de los tutoriales como disparadores porque sucedió que todo el mundo, al mismo tiempo, se volcó a dar clases en las redes. Buscamos la forma de proponer alguna situación para que al que le interese lo que está viendo, siga investigando; y al que no, simplemente ve belleza.


- ¿Algún ejemplo?


- Como algo no tan conductista, como una manera nueva de educar, digamos; dos parejas tomaron el chamamé, cada cual a su manera, uno enfocado a la enseñanza y otro desde el interior de un hogar; otra, enseñó a bailar cueca norteña con su pequeña hija, recreando el aroma del norte, cocinando empanadas; y otra, hizo una introducción al zapateo y el zarandeo, con su significado, para terminar bailando con su hijita. Como cada uno está en su casa, se habilitó esa situación de compartir el hogar y de abrirlo a quien esta mirando por Internet. Un bailarín, que es percusionista y está casado con la jefa de escenario, hizo una elaboración rítmica para los niños. Después largamos el video danza Tao Lao-Dispuesta a Todo, sobre Alfonsina Storni, ese fue otro desafío, porque tuve que coreografiarlo vía Zoom. Armé un guión con distintas directivas para los intérpretes pero, después, fueron surgiendo otras cosas, así vestí a 5 mujeres con una sábana.


- ¿Continuó trabajando pese a las circunstancias?


- Esta situación permite crear, pero también hay que flexibilizar y soltar porque las realidades de cada uno son distintas. De esta manera, a través de una videollamada, tengo que pedir a los bailarines que me muestren lo que tienen cerca y, al mismo tiempo, esa persona va lanzando sugerencias. Además, el elenco se sigue mostrando en su totalidad en las funciones virtuales, brilla con las 20 parejas y su equipo técnico, algo que,hoy, no se está poniendo en escena. Nos adaptamos para seguir mostrando nuestra actividad en el aislamiento.


- ¿En qué etapa quedó Juan Moreira, la próxima pieza a estrenar?


- Veníamos laburándola desde fin de 2019. Empezamos el 2020 ensayando para estrenar en junio y tampoco se pudo. Así es que, a la vuelta, nos proponemos poder sacarlo. Empiezan a quedar cosas sin poder sacar pero no hay mas remedio, hay que reprograrmar todo, sin fecha. Acá, todo es el día a día.


- ¿Cómo trabaja para que los bailarines se mantengan en movimiento?


- Ellos tienen su clase diaria de danza clásica y contemporánea vía Zoom. Fue todo un redescubrirse, en solitario. Van apareciendo cosas nuevas en el cuerpo y el movimiento, que podrán traspasarse al escenario o al ensayo común.


- ¿Siempre apuntando al rescate de las tradiciones con una mirada de vanguardia?


- Sí, siempre se trata de reflejar y representar todo lo que tiene que ver con tradiciones, leyendas, literatura... Todo lo que se pone, tiene un fundamento folclórico argentino y también un repertorio latinoamericano. No obstante, la lupa con la que se mira lo folclórico depende del coreógrafo. Ya, desde la mirada de sus creadores Norma Viola y Santiago Ayala, nunca se planteó una danza tradicional sino una proyección de las danzas argentinas a la escena. 


- ¿Qué destaca al ballet?


- Nuestros bailarines tienen la misión de querer decir algo sobre la cultura argentina. Norma Viola y Santiago Ayala fueron unos vanguardistas poniendo danza moderna en el folclore tradicional, luego con coreógrafos externos y contemporáneos como Ana María Stekelman y Oscar Araiz. Además, hace unos años, habilitó a que algunos bailarines realicen sus obras dentro de la compañía.


- ¿Qué impronta pretende dejar?   


- Creo en el folclore dinámico, en que se va modificando junto al ser humano, con la dinámica y la transformación de la cultura. Me parece importante mostrar lo antiguo y lo moderno, con el recurso humano, que no es el mismo que hace 20 o 30 años atrás. Hoy, los bailarines manejan muchísimas técnicas, algo que antes no era muy común; y eso tiene que jugar a favor de un ballet nacional.


- ¿Cómo ve el futuro de la agrupación?


- Muy bien. Yo formé parte de las filas hasta el 2017, conozco la materia prima y el fuerte apoyo de sus técnicos. Siempre hay algo por construir y rever. 


Dato

Una vez a la semana, el ballet presentará desde piezas fundacionales hasta las actuales, en su canal de Youtube y en sus redes. Además de clases.