¿Qué tienen en común la nívea, frágil y atormentada bailarina de El cisne negro; y la fuerte e intrépida Mighty Thor? Pues que son personajes de ficción y que ambos están encarnados por la bella Natalie Portman, quien ha sido noticia otra vez, ahora por el estricto entrenamiento físico y la específica dieta a los que debió someterse para saltar de un rol a otro. Es que en Thor: Amor y Trueno, la nueva apuesta de Marvel dirigida por Taika Waititi que verá la luz en julio próximo, la actriz luce completamente diferente y podría decirse que a cualquiera de las películas que ha hecho, aunque mucho más al delicado cisne que se mueve en puntas de pie, que le valió el Oscar, el Globo de Oro y el Premio de la Asociación de Críticos y Guionistas Estadounidenses. Nadie sabe aún si en la piel de esta "superheroína" correrá la misma suerte en las premiaciones, pero que se habla de ella, ¡seguro!


Para lograr la masa muscular que sorprendió a varios seguidores desde que salió a la luz el primer teaser, Natalie necesitó principalmente horas y horas de ejercitación con pesas, algo que nunca había hecho antes; y una alimentación rica en proteínas, con muchos batidos a distintos horarios. "Por supuesto, nunca había tenido como objetivo ser voluminosa", declaró a Vanity Fair. Y aunque el notable cambio (sobre todo en brazos y torso) fuera para el papel cinematográfico de la cuarta entrega del particular superhéroe que se rueda en Australia, la artista nacida en Jerusalén -que no dejó de entrenar el tiempo que duró la filmación, con su coach personal- reconoció que el alter ego de Jane Foster hizo mella en su vida real. "Definitivamente te ayuda a meterte en el personaje y definitivamente cambió la forma en que me muevo. Caminas de manera diferente, te sientes diferente", explicó Portman, que parece sentirse muy feliz con su transformación. Y confesó: "Quiero decir... ¡es tan salvaje sentirme fuerte por primera vez en mi vida!".


LOOKS 
Femenina y glamorosa, Natalie ha lucido distintos estilos a lo largo de su vida, ya fuera para las películas que protagonizó o por gusto propio, y ninguno le sentó mal.