El trabajo en sus estudios.   


Guionista y director, a sus 48 años, Juan Pablo Zaramella es uno de los grandes nombres del cine de animación con trabajos en la Argentina y otros países, que este año recibió el reconocimiento de ser uno de los 6 argentinos invitados este año por la Academia de Hollywood para votar en los premios Oscar. Mientras goza de esta distinción a su intensa trayectoria y entre sus proyectos en marcha, el realizador aceptó la convocatoria de parte de la ENERC Cuyo para dictar el Taller de Extensión Introducción a la Animación -que también ofrecerá en la sede del NEA-, en el que participan 10 estudiantes sanjuaninos, además de Mendoza y San Luis, de manera gratuita y virtual, mediante Zoom.


"La idea nació de la ENERC. Hace rato la barajábamos. En tiempos prepandemia; hablamos de la posibilidad de viajar por el país e ir produciendo estos talleres para hacer una película con las distintas regiones, pero después se empezó a pisar con otros trabajos que tenía. Ahora, surgió esta manera, para establecer un primer contacto y retomar el primer concepto cuando pase la pandemia", manifestó el realizador que en 2019 pisó San Juan para asesorar la producción de un cortometraje sobre Ischigualasto y brindar una charla. "Vi mucha gente con ganas de hacer cosas que, efectivamente, las están llevando a cabo", añadió en referencia a la relevancia de este género en la provincia 

- ¿Cuáles son los principales contenidos del seminario?

- Se trata de 8 clases repasando distintos aspectos que involucran al uso del lenguaje de la animación, además de la revisión histórica hasta nuestros días de los usos del stop motion, es decir, la animación por fotogramas; y el fuerte vínculo del surgimiento del cine y el origen de la animación. También habrá ejercicios prácticos pero, principalmente, será teórico. Todos tiene la idea de trabajar y hacer cosas, pero es muy poco el tiempo.


- ¿La teoría es algo que generalmente se deja de lado?
- La perspectiva histórica es importante para plantear el presente de la técnica de animación. Uno, cuando empieza quiere inventar algo y la realidad es que en el cine, está prácticamente todo inventado. Todo lo que hagamos será una variante de algo que se hizo, lo cual no es poco. El secreto está en lo chiquito, en ese pequeño aporte que podamos dar a algo que ya está construido. En la sutileza se encuentra la personalidad.


- ¿Por qué no se puede inventar algo nuevo?
- Y... llevamos más de 100 años de cine. Sí, claro que se pueden inventar cosas nuevas, si no el cine dejaría de ser, pero también se puede ser muy creativo con lo que ya está. Eso lo fui aprendiendo sobre la marcha, habiendo salido de la escuela de cine, nunca dejé de aprender. Innovar no debería ser un objetivo en sí mismo, sino llegar a los espectadores con propuestas interesantes.


- Pero la búsqueda va siempre en primer lugar...
- Es imprescindible, quien no busca no tiene el incentivo de hacer cine, ese es el motor. A mí me encanta. Pero cuando se conoce lo que se hizo, uno se para en un lugar diferente, podemos construir sobre lo hecho y después, si queremos deshacerlo y rehacerlo está en nosotros. Obviamente, van apareciendo diferentes matices que permiten que las cosas vayan avanzando, pero las reglas del lenguaje son éstas.


- ¿La pandemia afectó la producción de los animadores?
- Es una actividad que, cuando queremos, podemos hacerla en un formato reducido y en solitario. Y todavía podemos trabajar, aunque el rubro audiovisual se vio afectado y lo sentimos, porque estamos trabajando menos. Pero por suerte esta disciplina mantuvo cierta dinámica. Sin los momentos para el mate que eran sagrados.


- ¿Qué proyectos tenés en la manga?
- Estoy desarrollando mi primer largometraje, será una coproducción con un estudio chileno y el mío. Se titula Coda y es una historia futurista, en un mundo posapocalíptico, con bastante sentido del humor.


- ¿La animación es una pasión?
- Me encanta. Es una extensión del juego. Lo hago por placer y diversión, aunque no todas las etapas lo sean, porque es una responsabilidad muy grande. Estoy muy agradecido. Que esta sea mi profesión, es un privilegio.


- ¿Cuándo te diste cuenta que era lo tuyo?
- Cuando era chico le repetía a mis padres que quería hacer animación. Pero, en la adolescencia, sentí que quería ser dibujante. En un momento, me enteré que estaba el Instituto de Cine de Avellaneda y me anoté, ahí me enganché con el stop motion y la animación en plastilina, y reconecté con mi idea infantil. Mi primer corto fue El desafío a la muerte.


- ¿En qué etapa nació Luminaris, trabajo por el que fuiste reconocido con el Record Guinness al corto más premiado?
- Fue 10 años después de mi debut. Fue una locura, llegó a ganar 324 premios en todo el mundo en 2018 y, ahora, tiene algunos más, deben ser unos 327.


- Sin contar que estuvo en la carrera a ser nominado en los Oscar...
- Fue muchísimo, nunca me lo esperé.


- Y, como si fuera poco, ahora, sos parte de la Academia de Hollywood.
- A raíz de mis años de trabajo y mi presencia en festivales de animación, llegó esta invitación. Es un honor poder votar a quienes serán los ganadores en este rubro en los Premios Oscar.