Todavía con la emoción a flor de piel por lo vivido en la noche del domingo en la final de “Bake Off Argentina, el gran pastelero”, Samanta Casais reveló cómo fue el difícil momento en el que la producción de Turner le informó que ya no era la ganadora del concurso y que por la falta de información a la hora de firmar su contrato se quedaba sin el título de la “mejor pastelera amateur del país” y el premio de $600.000.

“La verdad que fueron muchas emociones encontradas. Fue por videoconferencia, lo entendí y pedí un tiempo para procesar la información”, dijo en diálogo con “Cortá por Lozano”, sobre la charla en el que le anunciaron la peor noticia para ella, que tuvo lugar la semana pasada.

La pastelera explicó que “lo que se vio el domingo se filmó el sábado, no era obligación ir, y yo lloré por todo lo que venía sufriendo por el maltrato cibernético. Quise ir porque no tengo nada que ocultar, porque tengo la frente en alto y porque la competencia fue leal. Si algo valoro es que uno admita sus errores, porque todos los podemos cometer”.

Ante la pregunta de que si sentía que debía pedirle disculpas a alguien por su accionar, “Sami” dijo: “Pido disculpas generales a mis compañeros, porque capaz salían a defenderme y también los atacaban”.

En otro momento de la nota, Casais confesó que no la pasó bien en los últimos días: “A lo largo de estas últimas tres semanas no la pasé bien con todo lo que se dijo de mí. Las redes son muy crueles. Hay mucha gente que sufre mucho y creo que hay que tomar más conciencia, tener más empatía porque detrás de cada uno hay una persona. Yo no puedo opinar de gente que no conozco. Eso lastima. Eso fue lo que más me afectó de todo”.

“No fue una mentira. Cometí un error, una malinterpretación en el formulario”, insistió, ya que según ella la pregunta era específicamente sobre pastelería y no el rubro gastronómico en general.

“Me pareció positivo estar presente en el final. Que se haya comprobado que no soy pastelera profesional. No estudié, simplemente fue un emprendimiento familiar. Fue información que no me pareció trascendente. Se me preguntó por la pastelería, y tuve un pequeño emprendimiento familiar que duró un año, vendíamos milanesas, empanadas para poder sobrevivir. También se vendían algunas cosas dulces, pero no fue una pastelería como se dijo, ni era la mano derecha de Osvaldo Gross. A la par hacía cosas contables con mi prima, me la rebuscaba por que no teníamos una buena posición económica. Nos fundimos y tuvimos que vender. Fue triste... pero eso no me hace ser profesional. Nunca estudié, siempre fue mi pasión. Leo muchos libros, me encanta hacer tortas desde chiquita”, se explayó.

Y sobre su polémico trabajo en “Café San Juan”, detalló: “Sí, trabajé. Ahí hacía entradas, era ayudante de cocina. Nada que ver con la pastelería. Eso quedó aclarado con la producción”.

“Mi familia no la pasó bien en un momento, ahora están más tranquilos. Creo que me saqué una mochila de encima. Trato de pensar en lo positivo y salir adelante, pese al bullying que viví. No fue fácil, porque mi mamá y mi novio también recibieron mensajes feos. Se desvirtuó todo, y yo solo soy una soñadora que quiere hacer tortas”, agregó.

Fuente: Los Andes