Un día como hoy pero de 1970, se editó la ópera prima de Almendra que se establecería como una pieza fundamental del rock argentino por presentar un mundo sonoro que dio origen a un nuevo lenguaje musical con un fuerte arraigo y un nivel poético en habla hispana inusitado. Y no sólo por eso. La placa, que llevó el nombre del grupo que conformaron Luis Alberto Spinetta y Edelmiro Molinari en guitarras, Emilio Del Guercio en bajo y Rodolfo García en batería, fijó parámetros estéticos nunca vistos en la escena nacional con un preciosismo en las interpretaciones instrumentales y vocales inéditas en el incipiente movimiento vernáculo. 


"Yo no recuerdo el disco, lo tengo presente, que es diferente. Desde ahí partimos". "Se fue desarrollando y nosotros no nos poníamos límites. Dejábamos que las cosas sucedan con absoluta libertad", manifestó Molinari apuntando que: "Como generador de ese material puedo dar una referencia de que aquella pasión, aquella inocencia y aquella ingenuidad fue absolutamente real y se sigue proyectando a través del tiempo".


"Es muy fuerte, más allá de que estamos acostumbrados a que la gente ha amado este disco durante tantos años, se ha convertido en un clásico". "No es algo vintage. Lo percibo como un presente. Esas canciones son una parte de nuestro mundo emocional, espiritual y eso no tiene tiempo", opinó Del Guercio respecto a la vigencia del material. 


"Tengo flashes de la grabación que son muy lindos. Me acuerdo que la voz de Laura va se grabó a la mañana y Luis se había quedado dormido. Vino medio zombie, con la voz no muy clara. Pero lo grabó así y quedó de esa manera tan íntima, no susurrado, pero casi. Fue increíble. Es una versión que quedó divina", evocó el bajista como una anécdota imborrable.


Si bien no fue presentado de esa manera, la placa tuvo un carácter conceptual por la coherencia interna y la construcción de un universo propio emanada de la suma de sus canciones y su clasificación de acuerdo a un breve texto incluido en su contratapa. 


La revolución musical y social que provocó la aparición de Los Beatles, el hippismo, el aggiornamiento de la música ciudadana impulsada por Ástor Piazzolla y los cuentos de Julio Cortázar; son algunos de los elementos que Almendra hizo convivir bajo un mismo paraguas. 


Si bien, en Argentina, el estilo ya esbozaba sus primeros palotes con la aparición de Los Gatos; la adaptación del blues al plano local que hizo Manal; la temática filosófica y social de las letras de Moris y la psicodelia de Miguel Abuelo, entre otros; Almendra amplió el horizonte del mismo modo que el cuarteto de Liverpool lo hizo a nivel internacional, en relación a sus contemporáneos.


"Lo musical lo teníamos pensado, no en el sentido de la producción del audio porque éramos noveles, pero sí en el sentido del repertorio y el alcance y la amplitud de la música que queríamos hacer. Los detalles de dividir las canciones de acuerdo al dibujo de la tapa, fue algo que ya salió sobre la marcha. Todo ese juego conceptual que tenía que ver con cosas que estaban más allá del campo de la música, lo habíamos visto en Los Beatles pero lo habíamos mamado del mundo cortazariano. Me refiero a eso de presentar la realidad organizándola de manera diferente. Tomar lo establecido, hacer otra lectura y presentarla de otra manera", expresó Del Gercio respecto del proceso.


A través de los 50 años de su edición y a pesar de tratarse de un trabajo seminal para el género, este disco siempre apareció ubicado en un podio de los mejores álbumes de la historia de la música argentina en encuestas realizadas en medios especializados. El impacto que tuvo en su momento, además, supuso una ruptura con las lógicas de la industria, no sólo por su contenido artístico o sus particularidades estéticas, sino también por haber sido lanzado por la compañía RCA un 15 de enero, una época marginal para la presentación de un producto de ese tipo en un mercado que, luego de las fiestas de fin de año, entraba en una virtual recesión.


En esta producción, la banda desplegó todo su potencial abarcando desde la simpleza de Muchacha ojos de papel; a la zapada psicodélica de poco más de 9 minutos creada por Molinari para Color humano; el surrealismo de Figuración, con la notable influencia de la ópera María de Buenos Aires en un recitado que sumó la voz de Pappo; y el estilizado rock de Ana no duerme, con Santiago Giacobbe, en órgano. La cara B retrató con una poética sublime, la locura y la crudeza de los chicos de la calle en Fermín y Plegaria para un niño dormido; nuevamente las influencias de Piazzolla en el jazz ciudadano de A estos hombre tristes; el romanticismo lejos de todo sentimentalismo vacío en Que el viento borró tus manos, de Del Guercio, del mismo modo en que "Muchacha..."; y propuso una lectura del She's leaving home de Los Beatles, en Laura va, en clave porteña con las orquestaciones de Rodolfo Alchourrón y Rodolfo Mederos en bandoneón. 

Todo esto trajo una nueva forma de frasear a partir de algunas licencias en la manera de acentuar las palabras de Spinetta, lo cual le valió algunas críticas de la academia. Lo cierto es que, esta verdadera joya de la música argentina cristalizó los sueños más elevados de 4 jóvenes que consumieron horas en una casa familiar de la calle Arribeños, en el barrio porteño de Belgrano, entre ensayos y disertaciones filosóficas.


"Es una cosa un poco inexplicable sentir lo que ha pasado y sentir que se ha transformado a través del tiempo en una inspiración para tantas personas". "Es muy emocionante. Ver que los chicos lo usan como referencia fundamental es algo supremo", evocó Molinari sobre el trabajo que fijó una vara muy alta que, hasta la actualidad, resulta difícil de alcanzar, pero sin embargo aporta argumentos cuando se habla de la riqueza del rock argentino. (Telam)

Imagen demoledora

Cuando el mercado sólo aceptaba tapas con la foto de los músicos, muchas veces uniformados, Almendra rompió esos parámetros con un dibujo del propio Spinetta. Se trató del célebre payaso triste, tal como se lo conoció, con un pañuelo, una sopapa en su cabeza y una lágrima. La RCA no estaba dispuesta a una innovación de ese tipo, por lo que se excusó ante el grupo diciendo que se había perdido el dibujo realizado por Spinetta. En realidad, el gráfico había sido tirado a la basura, pero su autor no aceptó la explicación y lo rehizo. La compañía no tuvo más que cumplir los deseos artísticos del grupo y terminó publicando un disco con una de las portadas más famosas del rock argentino.

Los rostros del clásico

Almendra tocó por primera vez en público Muchacha ojos de papel el 22 de junio de 1969. Antes del disco, sacó los simples Tema de Pototo y El mundo entre tus manos; Hoy todo el hielo en la ciudad y Campos verdes; y Gabinetes espaciales y Final. "Cuando decidimos hacer el grupo con Luis Alberto había una admiración y un respeto mutuo en donde nos tirábamos al piletón de la creatividad sin límites, porque no puede haber límites en la creatividad". "Son cosas que no las podés pensar, salen directamente. Fluyen como el agua. No se trata de virtuosismo. Alguien tocó a través nuestro. Fuimos instrumentos y lo seguimos siendo de algo que está a un nivel que no se puede explicar", recordó Molinari.