FOTOS MARCOS URISA

Lo desconocido, lo extraño y lo diferente a veces pueden desatar prejuicios que revelan los más profundos temores y miserias humanas. Es quizás una de las lecturas que se pueden hacer frente a la propuesta teatral "Y que todo arda". La coproducción del Teatro Cervantes y del Teatro del Bicentenario, finalmente tuvo su debut ayer en San Juan, tras varios meses de preparación y con un elenco integrado completamente por artistas y técnicos locales, con dirección y guión de Francisco López Bubica. La función de estreno fue histórica para el complejo, porque se trata de la primera representación teatral que de forma integral es llevada a cabo por artistas locales, desde la dramaturgia a la dirección, pasando por la interpretación. Y por otro lado, una prueba de fuego para el staff, ya que se trata de una experiencia totalmente desafiante que además, con varias reposiciones previstas (ver aparte), estará varios días en cartel, permitiendo al público apreciar la capacidad del elenco para sostener un espectáculo a la altura del mayor coliseo de la provincia. 

Cuando Mei entra a la mansión de los Green, la familia lo cuestiona.


A lo largo de 6 actos más un epílogo, con una duración aproximada de una hora y cuarenta minutos, se expone cómo la estructurada e hipócrita vida de una familia rica -los Green- de una provincia chica (hay ciertas referencias a San Juan, pero nunca se dice cómo se llama el lugar) se derrumba estrepitosamente cuando su hijo Jean Paul (Matías Puigdengolas), presenta en casa a su pareja, Mei (Lulo Milán), cuya apariencia genera dudas sobre su sexualidad tanto en el padre, Olivert (Silvio Guevara) como en la madre, Pepa (Andrea Huertas). Sin embargo, a pesar de los cuestionamientos, burlas y humillaciones que debe soportar, Mei (un personaje que no tiene texto, ni voz) no logra ser aceptado; al tiempo que Jean Paul empieza a ser señalado en la casa por su homosexualidad. A partir de esta revelación, Olivert y Pepa, en complicidad con Daytona (Javier Cerimedo) y Marlene (Anahí del Valle), los tíos, empiezan a transitar un espiral ascendente de comportamientos violentos, agresivos, mezquinos y contradictorios. Sin atender las tibias intervenciones del mayordomo Sereno (Raúl Páez) para que entren en razón y acepten finalmente que Jean Paul y Mei estén enamorados, los excesos escalan a niveles de la locura, rozando paradójicamente lo obsceno e inmoral. Esto se mantiene en varios pasajes, a tal punto que los Green recurren a métodos oscuros para extirparles a los jóvenes "el mal" que se instaló en la casa. 

Los personajes quedan expuestos con sus más profundas miserias.


Con algunos clichés, los diálogos y expresiones reflejan la exacerbación de emociones. Sin embargo, la trama avanza solo con el sufrimiento que atraviesan los padres, quedando en segundo plano las motivaciones internas de Jean Paul e incluso de Mei, cuyo rol en el conflicto queda envuelto en un misterio. 

Oliver (Silvio Guevara), indignado por la desgracia de su familia.

En general, Y que todo arda puede verse como una gran crítica, una suerte de sátira que toma cuerpo en esta familia venida a menos, incluso desde lo económico, sacudida con la historia de su hijo, en un pueblo chico. La estabilidad emocional toca fondo y las reacciones llegan a ser hasta grotescas. La desesperada búsqueda para sostener lo que se escurre de las manos moviliza a los personajes, que transitarán una serie de situaciones inesperadas hasta el desenlace, que los espectadores podrán asimilar -arte al fin- de manera particular y subjetiva. 

Daytona y Marlene buscan distintos modos de calmar a Pepa.
El vestuario contó con diseño de Tania Viglione y confección de Graciela Sánchez.
La relación poco comprendida entre Jean Paul y Mei es el disparador del conflicto.

El DATO
Y que todo arda. Funciones: jueves 15, viernes 16 y sábado 17 de septiembre a las 22 hs. Localidades: $600, disponibles en Boletería del Teatro y online a través de Tuentrada.com