Ella es técnica en piano y está terminando el profesorado. Él, es profesor en Educación Musical. Se conocieron estudiando en la Escuela de Música, se enamoraron, el año pasado se casaron y se fueron a vivir a Hungría, donde ambos perfeccionan sus estudios musicales en la Academia Listz. Mariana Pechuan (26) y Jorge Fuentes (27) son los únicos latinoamericanos estudiando en el Instituto Kodály ubicado en la ciudad de Kétsckemét -a 86 kilómetros de Budapest- que es el lugar de nacimiento de Zoltan Kodály, famoso compositor y pedagogo húngaro. ‘Es una experiencia hermosa y muy enriquecedora. Para Jorge es su segundo año. Él volvió a San Juan después de estudiar durante el ciclo lectivo 2014-2015, nos casamos en agosto del 2015 y nos vinimos juntos. Ahora él estudia su master en Pedagogía Kodály con orientación en Dirección Coral y yo estudio una diplomatura en piano’, explicó Mariana sobre esta vivencia académica que durará hasta junio. ‘Es una concepción filosófica de la música que se focaliza en la enseñanza musical. Esta abarca todos los niveles de instrucción musical, desde la iniciación hasta los altos niveles profesionales’, explica Mariana, quien fue una alumna destacada en San Juan y luego se desempeñó como ayudante de Cátedra de la profesora Ana Inés Aguirre. Al volver, espera rendir sus últimos dos exámenes. ‘Todo el tiempo pensamos en volver, poner en práctica y compartir lo que estamos aprendiendo. Todo el tiempo imaginamos las posibles maneras de aplicar los enfoques nuevos que nos ha brindado la metodología Kodály’, dice sin ocultar su entusiasmo.
Jorge, quien en San Juan fue asistente del Coro Pre Universitario, está becado por dos años gracias a un convenio entre Argentina y Hungría. Mientras que costean ellos el estudio de Mariana. El cursado es intensivo, además de tener clases todos los días tienen mucho que estudiar. ‘Vivimos en una casita a 7 minutos del Instituto, así que es muy cómodo. Kétsckemét es una ciudad muy pequeña, muy tranquila. Es ideal para estudiar’, cuenta Mariana para quien la adaptación no ha costado mucho. ‘En cuanto a lo más difícil de adaptarse, no sé. Es nuestro primer año de casados, y son muchos cambios, pero se ha dado todo muy naturalmente. Estamos muy felices viviendo esta experiencia juntos’, expresó la joven que asegura que aunque saben algunas palabras en húngaro se comunican todo el tiempo en inglés, con sus profesores y con el resto de los estudiantes, llegados de diversas partes del mundo como Irlanda, Reino Unido, Australia, Malasia, China, Japón o Francia. Con poco tiempo para bucear en la cultura local, además del estudio, la rutina de esta pareja se centra en la vida hogareña. ‘La comida la hacemos nosotros, así que no tenemos muchas nuevas costumbres, pero sí disfrutamos de comidas típicas de todo el mundo que conocemos gracias a nuestros compañeros. En cuanto a los ingredientes podemos encontrar casi de todo, con el tiempo vamos descubriendo en el supermercado los nombres. Lo que no encontramos son las masas para empanadas o cosas así, pero amasamos nosotros. Hemos hecho varias veces empanadas y son todo un éxito entre nuestros compañeros. Nos gusta mucho cocinar y experimentar. El otro día festejamos con todo el instituto el Año Nuevo Chino y tuvimos que preparar algo de comida china’, dice la joven pianista que confiesa que lo que más extrañan es a sus seres queridos, pero ‘el nivel de exigencia te obliga a estar ocupado todo el tiempo’.