Sólo hay que registrarse, un paso muy rápido (hay que tener correo electrónico), y luego de eso, a disfrutar de muchos y apasionantes cuentos, muy bien contados y atractivamente ilustrados, que tienen como principales destinatarios a niños y adolescentes sordos. Se trata de "Videolibros en señas" y es la primera biblioteca virtual, libre y gratuita en lengua de señas, que ofrece la posibilidad de elegir la lengua de señas de distintos países (Argentina, Paraguay y Uruguay).


Desarrollada por Canales, asociación civil sin fines de lucro que desde 2002 trabaja para que niños y adolescentes sordos accedan a una educación de calidad, permite que personas sordas acceden a la lectura, en su lengua natural, de la mano de adultos o de otros niños, preferentemente -pero no exclusivamente- sordos. El sitio web de la Asociación (que también está en Facebook, donde los interesados pueden estar al día de todas sus novedades) explica que "las lenguas de señas son visuales y por eso se adquieren y se desarrollan naturalmente dentro de las comunidades sordas de cada país. Se trata de idiomas diferentes de las lenguas habladas, con un vocabulario y una gramática propios, transmisores de una cultura y una forma de ver el mundo. Las lenguas de señas son ágrafas (es decir que no poseen escritura) y es por ello que para las personas sordas leer implica aprender también otro idioma, en Argentina, por ejemplo, el español escrito.


De todas formas, y con el objetivo de que esos momentos de aventuras puedan ser compartidos por más personas, los videolibros tienen voz en off y texto escrito, ambos en español.


La biblioteca, muy dinámica y accesible, está dividida en categorías, y en cada una de ellas hay muchas opciones para elegir: para los más grandes, para los más chicos, clásicos, de animales, de miedo, de amor o cómicos; aunque también se puede circular por otro camino y buscar entre los videolibros más nuevos o los más vistos. 


Por ejemplo, los más grandes pueden optar por títulos como Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga; Un asesinato, de Anton Chejov; El nombre (cuento popular gitano de Transilvania), de Liliana Cinetto; El regalo de los magos, de O. Henry; La Boda y La soga, ambos de Silvina Ocampo; Superjuán o el cuento grande como una casa, de Elsa Bornemann; entre tantos otros. Mientras que para los más chicos hay desde clásicos como Blancanieves, Rapunzel, El gato con botas y Caperucita Roja; hasta historias como Monstruos en el pelo, Diario de un hada, El paraguas del Mago, Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha y Epaminondas y su madrina.


Y por alguien se queda con ganas de más una vez que llega el colorín colorado, algunos proponen actividades para hacer. Es que el mes pasado, Canales logró desarrollar 23 videojuegos interactivos a partir de nueve títulos, para que todos puedan jugar en línea y, como resaltan, vincularse a la literatura desde lo lúdico.