En el fragor de la temporada festivalera, una vez más, Oscar Esperanza "El Chaqueño" Palavecino arrancó la carrera con el pie derecho. Desafiando la lluvia, en la madrugada del miércoles subió al escenario de Jesús María montado sobre Poncho Negro, su padrillo peruano; y acompañado de su chango de cuatro años, Juan Angel.

Tras su actuación frente a 20 mil almas, el ex colectivero retomó la ruta para seguir a San Luis (donde se presentó anoche) y al Festival de la Tonada de Mendoza (hoy). En medio del periplo -que el domingo lo traerá a San Juan- habló con DIARIO DE CUYO.

- Está celebrando sus bodas de plata con el folclore y viene de un éxito rotundo en Jesús María. ¿Ya puede revelar la receta de su éxito?

- Se hace lo que se puede... Al público hay que darle carisma, repertorio, canto; todo un combo, porque el canto solo no hace y el carisma tampoco. Uno sigue en la avanzada constante. Yo agradezco a la gente que pudo asistir a Jesús María, que pudo haber sido más, sino hubiese sido por la lluvia y hasta un tornado que hubo cerca.

- ¿Qué busca el público en usted?

- Agradezco a Dios todo esto, el público es el que me puso en este lugar, ellos son mi gente, los que me apoyan y los que me interesan...

- ¿El día que ese público lo reemplace, va a seguir pensando igual?

- El día de mañana, después de cumplir, el público te puede sacar por el hecho de que ya cumpliste, pero les dejaste una alegría a cambio. Cuando se cumpla una edad, uno no va a cantar igual, no va a caminar igual, nada va a ser antes como cuando se era joven...

- ¿Le preocupa el paso del tiempo?

- Desgraciadamente en el canto como en el fútbol, eso se ve. El tiempo pasa para todos, para el que tiene y el que no tiene...

- Mientras tanto, disfruta los logros ¿Cuál es la perlita blanca de estos 25 años?

- Llegar adonde estamos con una música regional y el reconocimiento del público. Hay gente que me puso piedras en el camino, pero no me frenaron, me hice a un costado nomás.

- ¿Esas trabas sirvieron para fortalecerlo?

- Son cosas que pasaron fuera del campo, por ser conocido nomás. Hemos alegrado a tanta gente, he visto y sigo viendo a gente en sillas de ruedas o con su bastón que hace el esfuerzo de ir a verlo a uno con tanto amor... pero hay uno o dos que se aprovechan

- ¿El precio de la fama sería la perlita negra?

- No, es esa gente que se arrima buscándole el pelo a la leche...

- ¿En qué sentido?

- Y, qué dicen "si éste tiene tantas cosas buenas", buscan qué hay de malo, tiran con munición gruesa. Pero no estoy en esa, yo hago la mía.

- O sea que nunca se replanteó volver a los colectivos...

- En absoluto. Como el que juega al fútbol porque le gusta, yo elegí el canto. Salí del monte para cantar porque me gusta, a mi manera. Y cuando vendí discos, los vendí; y cuando se vendieron dos entradas, las vendí. Pero no peleo solamente por mí, sino por la gente que trabaja para el Chaqueño. Aquí, uno termina aprendiendo karate para defenderse.

- No diga que va a cambiar el poncho por un Kimono, se va a caer un ídolo...

- No, no, no... Para eso lo tengo al Pascual, mi bombista (risas).