Acaba de cumplir los primeros diez días al mando del Gobierno transitorio de Bolivia. Jeanine Áñez, la senadora opositora a la que le tocó, según la Constitución Política del Estado, asumir la presidencia por la renuncia en cadena de Evo Morales, del vicepresidente Álvaro García Linera y de la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, habló con Infobae en el salón Dorado del Palacio de Gobierno. “Asumí esta responsabilidad sabiendo que no iba a ser fácil, pero me tocó y debo responder al país”, concluye Áñez, la segunda presidenta mujer de la historia de Bolivia.

—Quienes defienden a Evo Morales dicen que su salida fue por un golpe de Estado y que el actual gobierno es de facto. ¿Qué les dice a ellos?

—Los bolivianos recibimos un segundo golpe de Estado de Evo Morales el 20 de octubre, cuando se descubre un fraude monumental por el Tribunal Supremo Electoral, que tiene un autor material y uno intelectual. Veníamos denunciando que no había garantías. Se difundió una auditoría de la OEA, que concluyó que el fraude fue descarado. A pesar de eso, el Gobierno de Morales quería tomar el poder a la fuerza y eso es un golpe. Es un segundo golpe porque ya fuimos antes a las urnas y Evo Morales perdió el referéndum en el que buscaba prorrogarse, pero no respetó el resultado adverso. Un TSE que trabajaba para Evo puso unas primarias a su beneficio. Fue otro golpe a la democracia. Ante esa sucesión de arbitrariedades, el pueblo reaccionó, nadie incitó a la violencia.

—Sin embargo, hay quienes cuestionan que usted fue proclamada en una sesión de la Asamblea Legislativa, sin quórum, y que recibió la banda presidencial de manos de un militar. ¿Qué les dice?

—Hemos actuado conforme a la norma. La Constitución establece que ante la ausencia de una autoridad debe haber sucesión constitucional, Evo Morales se fugó del país. Primero presentó su renuncia y luego se fugó del país. Había una ausencia de autoridades, por una serie de renuncias, y recayó en mí de acuerdo a la Constitución. De hecho, no iba a esperar que Evo Morales venga y me ponga la banda porque estaba en México por su propia voluntad. Aquí nadie amenazó con asesinarlo. Morales tiene aquí deudas pendientes por hechos de corrupción, por el fraude electoral, y ahora debe responder por terrorismo, ya que se lo ha escuchado dar instrucciones desde México a sus compañeros de partido a seguir usando la violencia y para desabastecer de alimentos al país. Es una actitud perversa. Solo piensa en el poder y eso es canallesco. A los que aún no reconocen el Gobierno, les digo que sólo buscamos pacificar al país, elegir autoridades del TSE probas y nuevas elecciones, nada más.

—¿Qué hará para que los gobiernos que no reconocen aún a su gobierno lo hagan?

—Las actitudes son las que cuentan. Dijimos que somos un gobierno de transición que solo debe elegir nuevas autoridades electorales y convocar a elecciones. Lo estamos cumpliendo y hemos presentado a la Asamblea Legislativa una propuesta de ley que ojalá sea de concertación nacional.

—¿Cuál ha sido el momento más difícil en estos días que lleva de gestión?

—El día en que ocurrieron cinco muertes en Sacaba. No queríamos llegar a esa situación que fue producida por movimientos de vándalos y terroristas.

—Los sectores afines a Evo Morales y que están movilizados en las calles o participan en las mesas de negociación piden retirar a los militares. ¿Era necesario el decreto que les permite actuar en el conflicto?

—Era necesario porque el pueblo boliviano y la Policía son testigos de la desesperación con la que se pidió a las Fuerzas Armadas que ayuden a enfrentar los hechos de terrorismo y de vandalismo. La Policía había sido rebasada y no tenía condiciones para proteger a la gente. Había un escenario dramático. Si no hay terrorismo ni vandalismo, no hay necesidad de que el ejército salga a las calles. Con ese decreto pedimos a los militares que acompañen a la Policía. Si no hay necesidad, si la paz vuelve al país de manera inmediata, el decreto se abroga. La calma vuelve y ese decreto se va a derogar.

—Entre algunas de las primeras medidas del Gobierno transitorio, se han interrumpido las relaciones con el gobierno venezolano, hay acciones ante el de Cuba y con el mexicano existen tensiones. ¿Qué se espera?

—Hemos sido críticos con los gobiernos que no respetan la democracia. Con Cuba se han mantenido las relaciones, con mucha diplomacia. Hemos tenido dificultades porque encontramos gente armada, que no precisamente estaba trabajando como médicos o prestando ayuda social, como decía el gobierno de Evo Morales. Encontramos a algunos con armas y en actos sediciosos y teníamos que reaccionar. Esa gente terminó volviendo a su país. En cuanto a Venezuela, la situación es mucho más crítica. Hemos invitado al presidente Guaidó a que nos envíe a su representante en la embajada. No compartimos nada con el gobierno de Maduro, que es un dictador. Con Cuba hay más diplomacia, pero no hay fluidez. Sí existe más respeto.

—¿Y qué ha previsto respecto a la relación con el gobierno mexicano?

—A través de nuestra canciller hemos manifestado nuestra protesta porque han llevado el asilo político de Evo sin respetar las normas de los tratados internacionales. Tenemos ex autoridades que están en diferentes países y respetan la condición de asilados, no hacen política. Morales no ha cambiado su actitud en Bolivia, donde no respeta las leyes. Lo está haciendo en México y Manuel López Obrador se lo permite. Hubo un primer reclamo y la canciller está convocando a la embajadora de México a que dé una explicación. Tengo autoridades mexicanas que no están de acuerdo y dicen que la responsabilidad no es de México, sino que es estricta del presidente López Obrador.

—La relación con EEUU no fue buena en el anterior Gobierno. Cómo será con el Gobierno de transición? ¿Qué opina de la idea de que la DEA vuelva a Bolivia, sobre todo a Chapare?

—Nos parece muy importante la relación que tengamos con todos los países del mundo. Hemos tenido conversaciones con altos dignatarios. Nos parece muy importante la relación con EEUU. Sobre el regreso de la DEA, no corresponde el análisis a este gobierno de transición. El gobierno que tenga un mandato por cinco años es el que debe tomar una decisión final. Queremos reanudar relaciones y vamos a seguir las conversaciones con los gobiernos de todos los países.

—El 10 de diciembre asume el gobierno de Alberto Fernández en Argentina, que reconoce a Evo Morales y la desconoce a usted. En algún momento tendrán que conversar, sobre todo por el contrato de gas. ¿Cómo encarará esta relación?

—Si bien no compartimos ideología con Alberto Fernández, tenemos mucha relación con Argentina. Son nuestros clientes en la compra de gas, como lo es Brasil. Los negocios deben estar al margen de la ideología política. Ambos países nos necesitamos. Todo lo que se vaya a avanzar, que sea en el ámbito de mutuo respeto y de lo que les conviene a Bolivia y a Argentina, sin que tengan que ver nuestras ideologías políticas.

—Además de Argentina, será necesario negociar sobre el gas con el gobierno de Brasil.

—El ministro de Hidrocarburos me manifestó esa prioridad y tiene la responsabilidad de hacerlo. Tendremos que reunirnos porque es necesario.

—La primera impresión de su gabinete en algunos sectores y analistas es que le faltó representación indígena y popular. ¿Queda terminar de completar algún puesto?

—Fue muy importante para nosotros evaluar el tema de la inclusión. Ha sido muy mezquino dividir a los bolivianos entre campo y ciudad. Vengo de una generación que ya no habla de división de clases.

—¿Hay representación de toda la bolivianidad en su gabinete?

—Tenemos indígenas en el Ministerio de Cultura, de la Minería, en Potosí y del empresariado privado. Si hubiéramos tenido más tiempo habría mayor oportunidad de hacer mejor valoración. Hemos hecho hasta ahora con mucha rapidez lo que hemos podido, por el compromiso de la inclusión de este gobierno transitorio. Tenemos una buena representación aymara que está poniendo esfuerzo en educación. Falta por consenso el Ministerio de Trabajo que es para la clase trabajadora.

—¿Cuánto cree usted que debe durar su mandato?

—No me atrevo a dar tiempos exactos porque no sería responsable, pero quisiera que nos apeguemos a la norma, acortando tiempos para elegir a los vocales del Tribunal Electoral y a los departamentales. Hemos solicitado la colaboración de gente calificada que nos ayude en el proceso y ya entregamos a la Asamblea Legislativa la ley de convocatoria a elecciones. Si hay acuerdos el lunes la podemos promulgar. Si hay dilación, nos vamos a ver en la obligación de continuar por decreto.