El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, lloró ante la multitud que desbordó Brasilia cuando habló de la desigualdad, luego de recibir la banda presidencial de manos de una mujer negra y rodeado por representantes del pueblo, ante la negativa del mandatario saliente, Jair Bolsonaro, de hacer el traspaso del mando, y apuntó a la reconciliación social cuando prometió "gobernar para 215 millones".

"Voy a gobernar para 215 millones de brasileras y brasileros y no solo para quienes votaron por mí", prometió Lula en su discurso en el parlatorio del Palacio del Planalto, sede del gobierno de Brasil.

"A nadie le interesa un país viviendo en pie de guerra", agregó y pidió terminar con las "bombas y las fake news".

Brasil no tiene un Ministerio de Reconciliación Nacional, como lo tienen países como Siria, y tampoco es Siria, pero la idea de una rivalidad social como una herida que sangra parece ser la lectura del mandatario sobre el legado de Bolsonaro.

La idea de reconciliación de la sociedad sobrevoló toda la ceremonia de su toma de posesión de mando.

Cuando el mandatario saliente decidió irse del país, a solo 48 horas de que su sucesor asumiera el cargo, y por ende, se negara a colocarle la banda presidencial, solo fue un momento más en que se escenificaron las rivalidades que atraviesan Brasil. Tal como pasó aquí en Argentina cuando en 2015 Cristina Fernández de Kirchner no quiso traspasar el mando a Mauricio Macri y prefirió recluirse en Santa Cruz.

El último dictador de Brasil, João Figueiredo, fue el único que no pasó la banda al presidente entrante, José Serney.

Desde que bajó del Roll Royce descapotable en el que realizó la caravana presidencial se escucharon gritos que pedían que "Dilma (Rousseff) pase la banda". Pero el plan era otro.

La respuesta de Lula, con la impronta de la primera dama Rosangela "Janja" da Silva, fue que la banda se la colocaran representantes del pueblo brasileño.

Aline Sousa, una mujer negra de 33 años, fue la encargada de cruzarle el símbolo presidencial -una tradición instituida desde 1910- acompañada por el cacique Raoni Metuktire, de 90 años, líder del pueblo Kayapó; además de un metalúrgico, un profesor, una cocinera, un hombre con parálisis cerebral, un artesano y un niño.

Llevar en la fórmula a uno de sus históricos rivales y formar una alianza amplia, con nueve partidos más independientes al frente de sus 37 ministerios, es un primer intento del líder "petista" por superar divisiones.

Pero las divisiones que más conmovieron a Lula durante su discurso, no fueron las políticas, sino las sociales.

"Trabajadores desempleados exhibiendo, en los semáforos, carteles de cartón con la frase que nos avergüenza a todos: "Por favor, ayúdenme"", dijo mientras lo interrumpieron las lágrimas y tuvo que beber agua para seguir.

Bolsonaro dejó un país signado por la pobreza, así Brasil regresó al mapa del hambre de la ONU, que mostró que el 28,9% de la población del país padece "inseguridad alimentaria moderada o severa".

Por eso, el hambre, una de sus obsesiones de campaña, también fue un tópico central.

"El principal compromiso que hicimos en 2003 fue luchar contra la desigualdad y la pobreza extrema, y garantizar a cada persona en este país el derecho a desayunar, almorzar y cenar todos los días, y cumplimos ese compromiso", dijo Lula. Pero enseguida lamentó, que 20 años después, Brasil volviera "a un pasado que creíamos enterrado", donde "la desigualdad y la pobreza extrema están aumentando nuevamente y ha vuelto el hambre".

"El hambre es hija de la desigualdad, que es la madre de los grandes males que retrasan el desarrollo de Brasil. La desigualdad disminuye nuestro país de dimensiones continentales, al dividirlo en partes que no pueden ser reconocidas", concluyó.

El primero en tener un tercer mandato

A los 77 años, Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió ayer en el presidente número 39 de Brasil y batirá el récord de tener un tercer mandato, tras haber gobernado entre 2003 y 2010. Su ascenso al "poder siempre fruto del voto popular en elecciones libres, en una historia republicana iniciada en 1889 con el fin del Imperio y que tuvo etapas de fraude, de revoluciones y golpes, el último en 1964, que instaló una dictadura militar por 21 años. La historia republicana de Brasil se inicia en 1889, un año después del cese oficial de la esclavitud para ponerle fin al Imperio con un golpe contra el monarca Dom Pedro II dado en Río de Janeiro por el mariscal Deodoro Da Fonseca, considerado el primer presidente del país.

Brasil tuvo su primera constitución republicana en 1891, que instaló un fraude tolerado entre las elites agrícolas de Río de Janeiro y San Pablo, llamada la política del café con leche, en un período que termina en 1930 con el golpe del caudillo nacionalista Getulio Vargas.

Vargas se instaló en el poder hasta 1945 con un régimen que alteró la incorporación de leyes sociales y laborales con un régimen autoritario conocido como el Estado Novo.

El festejo. Miles de almas colmaron las calles de Brasilia para acompañar a Lula que en un Rolls Royce descapotable le dio rienda suelta a su alegría.

Hoy, una bilateral clave con Alberto

Tras asistir a la asunción de Lula da Silva, el presidente Alberto Fernández extendió su permanencia en Brasilia para mantener con él, este lunes, una reunión bilateral. La intención de los mandatarios es avanzar en la redacción de un acuerdo de integración energética, financiera y de intercambio comercial, un tema que viene siendo trabajado desde que Lula fue electo. El objetivo es que pueda estar terminado en los próximos días, para ser firmado el 23 de enero, durante la primera visita oficial que Lula realizará a la Argentina como parte de su nuevo mandato.

El encuentro entre Lula y Alberto se realizará este lunes a las 10.30 de la mañana en el palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña.

Brasil es el principal socio comercial de Argentina: en 2022 fue el destinatario del 14,1% de nuestras exportaciones. El comunicado oficial del gobierno argentino sobre la asunción de Lula y el viaje de Alberto Fernández puso el acento en este aspecto, "la interdependencia productiva" de los dos países.

La Cancillería, a través de Cafiero, puso en cambio el foco en lo político."Siempre recordamos con el presidente Alberto Fernández cuando él siendo candidato, lo vinimos a visitar cuando estaba injustamente encarcelado", señaló el ministro.

Por su parte, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, transmitió las expectativas económicas del gobierno. "Este es el renacer de la relación entre Brasil y Argentina, por el impacto que va a tener el aumento del comercio bilateral", indicó.

En ese sentido, aseguró que "la, afinidad entre Alberto y Lula" va a expresarse en la firma rápida del acuerdo de integración financiera y energética, "porque Brasil necesita del gas argentino", mientras que el intercambio comercial va a aumentar con la implementación de un sistema "que permitirá usar monedas locales, haciendo una compensación dentro de los 180 días". (Fuente: Página 12)

Un hombre armado

La policía brasileña detuvo ayer a un hombre con un artefacto explosivo y un cuchillo que intentaba ingresar a la explanada de Brasilia para la asunción del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, dijo Alan Campos, de la policía militar de Brasilia.

Muy cerca del Vice
 

Tras ser investido con los atributos del mando, se tomó de las manos con su vicepresidente, Geraldo Alckmin, y sus respectivas esposas, para levantarlas en saludo a la multitud que siguió la ceremonia desde la explanada del edificio.