Ciudad del Vaticano, 24 de diciembre.- Benedicto XVI celebró la tradicional Misa del Gallo en la basílica de San Pedro del Vaticano, la séptima de su pontificado, que de nuevo oficia dos horas antes de la medianoche, para evitar fatigarse debido su edad, 84 años, y que mañana tiene que oficiar los ritos de Navidad.

En una noche lluviosa y fría, el pontífice ofició la misa en la que la Iglesia conmemora el nacimiento de Jesús.

Benedicto XVI llegó al templo en la peana móvil que ya utilizó los pasados meses para desplazarse por la larga basílica de San Pedro para evitar esfuerzos físicos, siendo acogido con aplausos por los miles de fieles que desde varias horas antes llenan el templo vaticano.

El rito comenzó con un momento de preparación, en silencio y recogimiento, seguido de las calendas, el antiguo texto que anuncia el nacimiento de Cristo, que ha sido cantado al principio de la misa, en latín, por un cantor de la Capilla Sixtina.

Junto al altar mayor, de la Confesión, se colocó un Niño Jesús y una estatua de la Virgen de Montserrat, que fue regalada por el expresidente de Brasil Joao Goulart a Pablo VI con motivo de si elección como papa en 1963.

La basílica vaticana lució sus mejores galas y una imagen del Niño Jesús presidió la ceremonia.